Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

martes, 5 de febrero de 2013

LA REBELDÍA COMO ESPERANZA: A propósito del discurso que reanudó la polémica educativa en Chile


Por: Henry Córdova Bran

El pasado 28 de diciembre, Benjamín González, un joven chileno de 17 años debía leer el discurso de graduación que había sido previamente aprobado por las autoridades del colegio del Instituto Nacional de Chile. Sin embargo, Benjamín cambió el discurso aprobado por otro con un contenido crítico a su escuela, al sistema educativo y a la sociedad chilena. Un acto de rebeldía que reanudó una vieja polémica.

Los asistentes a la ceremonia de clausura del año escolar del Instituto Nacional de Chile experimentaron un choque en sus emociones personales. El joven que tenían al frente estaba poniendo el dedo sobre la llaga y la pus brotaba línea tras línea de un discurso “políticamente incorrecto”. Aplausos y pifias se confundieron. El objetivo se había logrado, la polémica rondaba entre los asistentes y se trasladaría luego a la ciudad, al país y a través de las redes sociales cruzaría las fronteras en los días siguientes.

Benjamín González obvió el discurso protocolar, el que año tras año se complace de ser escuchado, plagado de lugares comunes, de frases hechas que palabras más palabras menos dicen lo mismo, el protocolo de decir lo que las autoridades quieren escuchar. El anuncio de alerta de leer un texto distinto al que le habían aprobado seguramente desconcertó a más de uno, luego enfiló sus baterías con un párrafo contundente: “Hoy, vengo hablar de aquello que todos como Institutanos callamos. De aquello que la historia oficial prefiere olvidar y dejarlo fuera de lo público. De aquello de lo cual todos somos culpables: las autoridades por ocultarlo bajo el manto de la tradición o el amor a la insignia, los Institutanos fanáticos que abalan y defienden irracionalmente conductas que rozan en lo enfermizo y los Institutanos que reconociendo la enfermedad, no hacemos nada al respecto: ni irnos del colegio, ni intentar cambiar algo”.

El joven estudiante comenzó a herir el orgullo del colegio Instituto Nacional y sus 199 años de historia en los que se le ha llegado a considerar como el colegio más emblemático de Chile. Las pifias y murmullos no se hicieron esperar. Pero ¿qué es lo que llevó a este muchacho de 17 años a realizar este acto, cuál era la crítica y en razón de qué se salió del libreto de lo “políticamente correcto”?

El debate de la educación pública y el mundo que construimos

En Chile se han vivido en los últimos años las jornadas de protesta más significativas en torno al tema de la educación pública. Jornadas en la mayoría de los casos dirigidas por los propios estudiantes que desde la llamada Revolución de los Pingüinos del año 2006 en la que más de 600 000 estudiantes chilenos secundarios salieron a las calles para reclamar entre otras cosas por la subida de la tarifa de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y la derogatoria de leyes que atentaban contra la equidad en la educación chilena. En los años 2011 y 2012 fueron los estudiantes universitarios quienes pusieron en jaque al gobierno de Piñera al salir a las calles en una larga Huelga que denunciaba el carácter privatizador de la educación. En todas estas manifestaciones se abría la polémica en torno al mundo que se construye con sistemas educativos en los que el negocio parece estar por encima del factor humano.

El discurso de Benjamín González se inscribe en esa línea. Denuncia las verdades que se callan en el sistema educativo, que hace de la historia un resumen bastante laxo y dudoso de los hechos. En este sentido, en su discurso afirmó que el colegio se glorifica de contar entre sus ex alumnos a 18 presidentes de la República, sin embargo, lo que no se dice, reflexiona Benjamín es que “no son pocos los que tienen las manos manchadas con sangre de este pueblo” y menciona entre otros ex presidentes  a Anibal Pinto “quien nos condujo a una absurda guerra contra nuestros hermanos peruanos y bolivianos por intereses oligarcas. Esta guerra, la Guerra del Pacífico, causó 3 mil bajas en Chile y más de 10 mil bajas en los países vecinos”.

El discurso condena la falsa historia que se intenta vender a los estudiantes, el orgullo casi “chovinista” del colegio que se inculca en sus estudiantes, haciendo notar que ellos y solo ellos son los infalibles frente a los otros colegios. El chip del éxito centrado en lo económico también es condenado en el discurso “El éxito no como un instrumento para un fin mayor y más noble (la felicidad, por ejemplo). Sino como la meta final de la vida. Un éxito aparente eso sí, un éxito centrado sólo en lo económico” enfatiza el estudiante. Asimismo critica el carácter discriminatorio de la educación chilena que condena a la mayoría de jóvenes del país a una educación de mala calidad frente a los pocos que tienen acceso a mejores oportunidades porque pueden pagarlas. Luego Benjamín empieza a cerrar su discurso señalando a manera de anécdotas el desconocimiento del promedio de los estudiantes chilenos por la comisión Valech o el Informe Rettig (equivalentes al Informe de la Comisión de la verdad y Reconciliación en el Perú) sencillamente porque la educación chilena obvia profundizar en esos temas de la dictadura pinochetista, como sucede también aquí en el Perú.

Al finalizar el discurso Benjamín González agradece a los pocos maestros que le enseñaron que la educación no es un negocio y desea éxito a sus compañeros “éxito, pero éxito de verdad, del que incluye felicidad y crecimiento personal” insiste, casi tan sereno como empezó. “Compañeros, hoy, se acabaron los 12 juegos. Muchas gracias” finalizó, quizás aludiendo a la no menos rebelde canción de Los Prisioneros en la década de los 80.

Este acto, como casi todos los actos humanos importantes, le ha merecido al joven estudiante chileno el aplauso y la pifia, la crítica y el aliento, la felicitación y el insulto. En las redes sociales han desfilado todo tipo de comentarios y no se han hecho esperar las entrevistas destructivas de CNN Chile de la que Benjamín salió bien librado y entrevistas de medios alternativos que buscaban ahondar en las razones de su discurso. Pero nuevamente el dedo estaba puesto en la llaga y nos salpica desde el vecino Chile hasta este Perú nuestro que tanto o más sufre una educación pauperizada y una sociedad enferma, en la que los héroes de las siete de la noche de la televisión son más importantes que nuestra historia y nuestra literatura. Nos salpica y con razón, pero ¿cuántos actos de rebeldía culta y con argumentos nos devolverán la esperanza que la abandonada “Gran Transformación” se empeña en arrancarnos?