Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

viernes, 29 de septiembre de 2017

LA URGENCIA DE UNA MOVILIZACIÓN NACIONAL

Por Henry Córdova Bran

El gobierno de Pedro Pablo Kuczynski ha dado nuevos pasos en su entrega hacia los sectores que desde que empezó su mandato le ganaron la iniciativa política: el fujimorismo y el aprismo. PPK ya no solo apuesta por el inmovilismo, que caracterizó el accionar de su primer gabinete, ahora, con Mercedes Aráoz a la cabeza, se inclina hacia una oposición que no dudará en precipitar su caída.

Cada vez se hace más palpable la sensación de que Pedro Pablo Kuczynski no quiere gobernar. Analistas de diversos espacios coincidieron en que el pedido de confianza del gabinete Zavala y su posterior rechazo de este pedido por el Congreso, significaba una oportunidad para el gobierno y una mala decisión para el Congreso. En efecto, esta coyuntura le daba al gobierno el margen de maniobra que necesitaba para una ofensiva política frente a la mayoría fujimorista en el parlamento.

Sin embargo PPK no pudo, o no quiso, tener la audacia para realizar esta ofensiva política. Hizo todo lo contrario. Armó un gabinete a la medida de quienes lo arrinconan desde el parlamento. Y no pareciera que lo haya hecho con la angustia de quien se ve arrinconado políticamente, sino con la complacencia de quien sabe cercano, próximo al fujimorismo, al aprismo, a la derecha conservadora, a la iglesia (todas las iglesias) de moral doble y anticuada, a los sectores del negocio y de pensamiento único. Porque en fin sigue siendo una disputa entre iguales cuya pugna se materializa en detalles. No le falta razón a Claudia Cisneros cuando menciona la existencia de una derecha bruta, ignorante y achorada representada por el keikismo –y añadimos derecha bufalesca y mañosa con el aprismo- y la derecha tecnócrata, apátrida y lobista-corporativista de PPK.

Hablábamos la semana pasada de tres agendas determinadas por el legislativo, el ejecutivo y la que podría venir desde las demandas del movimiento social y de los sectores postergados en el país. Pero valgan verdades, más allá de las puyas mediáticas, del día a día parlamentario intrascendente y cada vez más bajo en sus debates, de las agendas fotográficas del ejecutivo; en lo esencial el rumbo es el mismo. Saludo de manos y a “voltear la página” dice la Premier Aráoz mientras le lanza un guiño al fujimorismo en su arremetida contra Vargas Llosa para deleite de la jefa naranja y don Alberto en su prisión de la DIROES.

Es sintomático que durante la semana la posibilidad redundante del indulto para el ex presidente Fujimori, sentenciado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y a otras penas por delitos de corrupción, marquen nuevamente nuestra agenda mediática. El indulto, al parecer cada vez más inminente, terminará de cerrarle el paso al gobierno de Kuczynsiki frente al sector que finalmente le dio los votos que necesitaba para llegar a la presidencia. PPK debiera saber que este sector ha demostrado desde hace varios años una capacidad de movilización en las calles que no le dará tregua frente a la liberación de Fujimori. PPK quizá se sentirá más cómodo acercándose al fujimorismo que a las exigencias de las calles.

Una respuesta necesaria

El panorama no pinta bien para el Perú. Mientras transcurre el segundo año de gobierno de Kuczynski, se pierde el tiempo frente a los grandes debates nacionales: la recuperación económica y la recuperación de los más de 150 mil puestos de trabajo perdidos, el impulso de sectores económicos alternativos y sostenibles frente a la política extractivista que domina en el interior del ejecutivo, la lucha contra la corrupción y el fin de las evasiones y  exoneraciones tributarias que las grandes empresas tienen en el Perú y por los cuales el Estado deja de percibir más de 15 mil millones de soles anuales, mientras los ingresos del Estado vienen cayendo casi en 4% del PBI en los últimos años que representa alrededor de 25 mil millones de soles anuales.

Mientras el ejecutivo y el Congreso lanzan sus puyas políticas y luego se dan la mano en un juego político de lo más deleznable, el país desde dentro espera la solución a temas mucho más trascendentales que tienen que ver con los derechos de las personas y el acceso a sus necesidades básicas. ¿Saben en el ejecutivo que en los territorios alejados de la Amazonía el acceso a sistemas de agua y alcantarillado es casi nula? Una capital de provincia como Santa María de Nieva en la Región Amazonas aún toma agua entubada y comunidades amazónicas dependen todavía del consumo de agua en acequias cada vez más contaminadas y que producen enfermedades como la tifoidea en los más pequeños. Un distrito como El Cenepa registra un 53% de menores con desnutrición crónica. Estos niños y niñas, además, como lo ha registrado la Defensoría del Pueblo en uno de sus informes, atraviesan por situaciones de vulnerabilidad y violencia sexual incluso al interior de las escuelas que no son precisamente las mejores del país. Todo esto frente a la poca presencia del Estado y poca capacidad de acción para enfrentar estos problemas.

Ni el ejecutivo ni el legislativo ponen estos temas en la agenda nacional. Es hora de que la movilización ciudadana reclame estos espacios. Hemos dicho que hay sectores sociales que han demostrado capacidad de movilización frente a temas como el indulto, o las campañas anti fujimoristas, pero es necesario ir más allá. Se necesita una movilización que promueva una agenda mayor de amplia base y que refleje los problemas del Perú. Que le discuta al ejecutivo su inmovilismo y al legislativo su bajeza, inoperancia y obstruccionismo. Esto requiere de una apuesta por repensar el Perú como país, como nación, como Estado. Volviendo al artículo de Claudia Cisneros en el que afirma que “los apátridas nos gobiernan” hará falta entonces un profundo sentido patriótico para revertir la oscura situación del país de cara al Bicentenario.   

TRES AGENDAS PARA EL PERÚ

Por: Henry Córdova Bran

El presidente Kuczynski juramentó durante esta semana a su segundo gabinete después que el Congreso de la República le negara la confianza al gabinete de Fernando Zavala. La designación de Mercedes Aráoz no cayó bien entre algunos sectores sociales. ¿Cuál es la agenda del parlamento? ¿Cuál es la del ejecutivo? La respuesta a estas preguntas nos puede llevar a pensar en una tercera agenda.

 La crisis política de los últimos días reflejó, una vez más, lo difícil que será este quinquenio de cara al bicentenario de la República. En un artículo que se publicó tras la primera vuelta electoral, advertimos del riesgo que significaba la composición del Congreso de la República con una mayoría fujimorista por encima de las 70 curules, con solo el 32% de los votos. Dijimos allí que aun cuando la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, no ganara las elecciones, el poder obtenido en el parlamento le permitiría tener capacidad de maniobra para intentar un gobierno paralelo desde el legislativo. Keiko Fujimori no ganó las elecciones y el fujimorismo ha mostrado de lo que es capaz.

Las demostraciones de poder del fujimorismo han sido continuas: la negación de Keiko de saludar el triunfo de PPK, el uso a discreción de la facultad legislativa de la censura a diferentes Ministros. La censura del Ministro Educación Saavedra, el famoso grupo de whatsapp “mototaxi”, el desplante de la entonces presidenta del Congreso, Luz Salgado, a la convocatoria de Kuczynski para abordar el tema de corrupción, el posicionamiento de figuras del fujimorismo en puestos claves del Estado como en el Banco central de Reserva; entre otras.

La agenda del parlamento

La agenda del parlamento se organiza irremediablemente alrededor de la agenda que quiera imponer el fujimorismo. De los 72 congresistas que tienen hay un núcleo duro que rodea a Keiko Fujimori y a quienes la lideresa de Fuerza Popular imparte sus directivas. Por las conversaciones del grupo “Mototaxi” desde el año pasado quedó claro que la intención del legislativo era hacer ver al ejecutivo su poder “para que vean con quien se meten” decía una exaltada Cecilia Chacón tras la censura del ministro Saavedra, y Keiko Fujimori felicitaba el desempeño de sus parlamentarios. De las otras bancadas poco que decir: el aprismo sirviendo como cola de león del fujimorismo como para coronar el histórico descalabro del Partido que hace casi 100 años se fundó para cambiar el Perú; el Frente Amplio que era la bancada llamada a impulsar alternativas, que si bien podrían ser difíciles de posicionar por la falta de votos, significarían la conexión de las demandas sociales en la tribuna parlamentaria, sin embargo, ahora ya dividida en dos bancadas la posición de la izquierda está más que debilitada. ¿El resto? Convidados de piedra en estos escenarios.

Hace unos meses, la congresista María Elena Foronda, por entonces presidenta de la Comisión de pueblos andinos, Amazónicos y Afroperuanos, nos manifestó que desde su comisión se pedía impulsar la Ley de Cambio Climático, tan necesaria para nuestro país, sin embargo, no era un tema que le interesa al fujimorismo y por lo tanto no era tema de agenda para su discusión en el Pleno. Quizá la reciente difusión del audio en el que se escucha a la congresista de Fuerza Popular Yesenia Ponce manifestar que la lideresa de su partido habría dicho que no le interesa impulsar proyectos de ley que ayuden al ejecutivo, así estos beneficien a miles de pobladores como en el caso del proyecto Chinecas. Está claro que al parlamento fujimorista no le interesa impulsar más agenda que la desestabilización del gobierno y alimentar las ansias de poder de su lideresa, demostrando con sus actitudes y acciones que el fujimorismo sigue siendo el mismo fujimorismo dictatorial con el que Keiko Fujimori creció como primera dama de la presidencia de su padre. Prueba de su intransigencia con los valores democráticos es la acción intolerante de retirarle el nombre de Gustavo Mohme Llona a una de las salas del parlamento.

¿Y la agenda del ejecutivo?

El gobierno de Kuczynski pareció resignar su acción gubernamental a lo que la tecnocracia pueda hacer en los ministerios. Tal como iniciaba su gobierno, con esa correlación de fuerzas que lo enfrentaba a un parlamento que a todas luces ameritaba una estrategia y fortaleza política que el gabinete Zavala difícilmente podía darle. Y así la puesta mano desde el inicio la ganó el fujimorismo desde el parlamento. Kuczynski se olvidó de la política y se concentró en los negocios, creyendo que lo que el gobierno necesita es impulsar mega proyectos, como el caso del aeropuerto de Chinchero con las consecuencias que ya conocemos. La agenda del gobierno no se diferencia mucho de la agenda de las últimas décadas, pero sin la bonanza de los precios de la minería.

El hecho de que el gobierno haya decidido plantear la cuestión de confianza del gabinete Zavala al parlamento y que como producto de su rechazo haya nombrado un nuevo gabinete con algunos ajustes termina siendo sólo un respiro para la crisis. Pero el nuevo gabinete no es un cambio de timón, sino todo lo contrario. Mercedes Araoz se presenta como una Premier que impulsará el diálogo, la misma Mercedes Araoz que en el 2009 como Ministra de Comercio Exterior, precisamente por falta de diálogo, terminó siendo una de las responsables políticas del Baguazo. Es posible que en un período corto el fujimorismo se calme por unos días, pero difícilmente Araoz podrá revertir la agenda que ya el fujimorismo tiene planteado desde el parlamento.

¿Y la agenda del país?


Mientras tanto, ni el parlamento, ni el ejecutivo parecen sintonizar con el país. La sola designación de Mercedes Aráoz como Premier ha generado el rechazo de sectores sociales, sobre todo indígenas. Santiago Manuin, presidente del Consejo Permanente del Pueblo Awajún ha dicho que “el gobierno al nombrar a una de las responsables políticas del Baguazo como Premier muestra su falta de conexión con el pueblo indígena”. Recordemos que también hay temas ambientales y de territorios que están latentes, como la exigencia de la consulta previa para el lote 192, el problema del tráfico de territorio en la Amazonía para favorecer negocios de palma aceitera, la presencia cada vez más preocupante de la minería ilegal; las políticas para revertir la pérdida de 155 mil puestos de trabajo, la situación de precarización laboral, la anemia y desnutrición. Si estos temas no son parte de una agenda para el legislativo ni para el ejecutivo, hará falta una amplia movilización social y ciudadana que le devuelva a nuestra democracia el sentido extraviado entre la inoperancia del gobierno y la prepotencia autoritaria del parlamento dominado por el fujimorismo.

jueves, 14 de septiembre de 2017

EL LARGO DÍA DESPUÉS DE LA CAÍDA DE ABIMAEL GUZMÁN

Por: Henry Córdova Bran

En estos días hemos asistido a una exposición mediática al cumplirse 25 años de la captura del cabecilla de Sendero Luminoso: Abimael Guzmán. La prensa vuelve a hacer espectáculo de la historia y las preguntas que debiéramos hacernos pasan a un segundo plano, o simplemente no se formulan y lo que es peor, no se responden. ¿Cuáles son estas preguntas?

Abimael Guzmán, alias “presidente Gonzalo”, fue capturado un 12 de setiembre de 1992. El máximo líder de Sendero Luminoso, no cayó en un combate como parte de la guerra popular que pregonaba, como habría caído un revolucionario de verdad, si eso aspiró a ser alguna vez. Abimael Guzmán fue detenido mansamente, en una casa de clase media de Surquillo, en Lima, donde se ocultaba. Abimael Guzmán cayó, tras un exitoso operativo policial, como caen los delincuentes.

Desde entonces han pasado 25 años. Aquel mismo año de 1992 Alberto Fujimori, meses antes de la captura de Guzmán en la que nada tuvo que ver, había implantado una dictadura cívico militar que se perpetuó en el poder hasta el año 2000. El año 2003, tras la caída de la dictadura, se entregó el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que buscó revelarnos qué pasó exactamente durante los años de la guerra interna, en la que Sendero Luminoso, el MRTA y el propio Estado cometieron las más grandes vejaciones a los derechos humanos contra la población peruana. La CVR también emitió recomendaciones para que estas páginas de nuestra historia no vuelvan a repetirse.

Un largo día que ya dura 25 años

En gran parte del Perú se pensó que tras la captura de Abimael Guzmán, Sendero Luminoso se desmantelaría. En efecto, por la naturaleza mesiánica que tenía el “presidente Gonzalo” su captura,  su condena a cadena perpetua y el famoso acuerdo de paz que éste firmó con Fujimori, supuso el debilitamiento casi completo de la estructura del llamado Partido Comunista Peruano – Sendero Luminoso.

A 25 años de distancia de aquella captura, y en un contexto en el que algunos de sus miembros condenados a cadenas que superaron los 20 años de prisión empiezan a salir en libertad, los medios de comunicación y un sector de la clase política, han encendido las alarmas de un probable rebrote del accionar de Sendero Luminoso, de manera abierta o bajo la fachada del MOVADEF, su actual brazo político. El problema es que esa tesis reduce a creer que el problema sólo se trata de que el terrorismo y los años de violencia que vivió el país son producto de hombres y mujeres dementes o desquiciadas cuyo fin único es matar y causar terror. Este razonamiento nos conduce a la posibilidad de permitir que el Estado actúe de manera arbitraria y represiva contra cualquiera que con razón justificada o no sea tildada de cometer actos o tener predisposición hacia el terrorismo.


Es aquí donde no debemos dejar de hacernos otro tipo de preguntas y retomar un debate que debió ser parte de una política de Estado desde el día siguiente después de la captura de Abimael Guzmán y la derrota militar de Sendero Luminoso. Preguntas como: ¿En qué contexto surgió una organización política como Sendero Luminoso y porqué su discurso y su accionar se afianzó de tal manera que llegó a estar cerca de jaquear el centro del poder del país? ¿En qué ha cambiado el Perú después de estos 25 años para evitar que un discurso como el de Sendero Luminoso vuelva a calar entre amplios sectores de la sociedad peruana? ¿Qué lecciones aprendimos tras el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación? ¿Qué país somos ahora y que país debemos apuntar a ser?

Responder a estas cuestiones nos alejarán del discurso estridente de los últimos días y nos llevarán a un debate más serio y central. Al respecto nos permitiremos anotar algunas cuestiones. Es importante recordar, por ejemplo, el contexto en que surge Sendero Luminoso a finales de la década del 60 al separarse de la vertiente del PCP-Bandera roja de tendencia Pro China. El libro de Carlos Iván Degregori “El Surgimiento de Sendero Luminoso” da algunas luces al respecto. Sobre el porqué SL nace en Ayacucho, el estudioso afirma que “SL no hubiera podido nacer en cualquier lugar de la sierra, aunque allí hubiera similar pobreza, atraso y opresión gamonal”. Luego, Degregori afirma, analizando el contexto ayacuchano de la época, que “las cifras prueban de manera contundente que, dentro del desarrollo desigual y centralista que tiene lugar en el Perú, Ayacucho y sus vecinos, Huancavelica y Apurimac, resultan ser el ámbito más deprimido. No únicamente pobre. Para explicar la situación ayacuchana es necesario tener en cuenta, además de la pobreza, la explotación terrateniente, la opresión servil y la discriminación étnica”.

El Perú sigue siendo un país con desarrollo desigual y centralista, con zonas rurales andinas y amazónicas de mucha pobreza, con situaciones laborales con características opresivas y serviles y que no termina de reconocerse como un estado pluricultural, lo que condena aún a los pueblos originarios a situaciones de discriminación étnica ¿no fue esta una de las causas del Baguazo también? En los años de mayor crecimiento económico, 2009, las cifras revelaban que mientras la pobreza rural llegaba a 21%, la pobreza rural alcanzaba al 60%. En un distrito como el de Río Cenepa en la Amazonía peruana, los niveles de desnutrición, en niños y niñas, alcanza el 53%. Pese a que los índices de pobreza monetaria se han reducido, las brechas sociales se han mantenido y hasta se han acrecentado. Precisamente, “cerrar las brechas de todo orden” fue una de las principales recomendaciones de la CVR y esta no se ha cumplido.

En el Congreso latinoamericano de derechos humanos del 2013, Ramón Pajuelo, ex miembro de la CVR nos recordó que “la verdad incómoda consiste en que la Comisión demuestra […] el entrecruzamiento existente en el Perú, entre diferencia étnica y desigualdad ciudadana. Es decir, el hecho conocido por todos de que en Perú vivimos una situación de brechas de desigualdad en relación al acceso a la ciudadanía”. Pajuelo advierte que esta situación ha cambiado muy poco en el Perú y que “En este contexto, con todas las diferencias respecto al escenario previo, tenemos un escenario en el cual se están incubando formas de conflictividad social que responden al escenario actual pero que tienen una relación con el pasado”.


Ha cambiado poco el Perú. Finalmente Sendero Luminoso fue la respuesta demencial frente a un Estado que históricamente no ha sido capaz de resolver las brechas que no nos dejan ser un país de verdad. No será el fantasma entre rejas de Abimael Guzmán el que nos pueda precipitar a una nueva situación de escalada de la violencia política; sino la permanencia de este Estado viejo, criollo, corrupto y caduco; y ese es un debate que no nos estamos permitiendo tener.