Por: Henry Córdova
Bran
¿qué puede haber en común entre el pueblo palestino que
sobrevive en la Franja de Gaza, una mujer campesina que defiende su hogar en
las alturas de Cajamarca y una mujer que lucha contra el cáncer a las fosas
nasales y porque no hayan más enfermos de cáncer a causa de la contaminación?
En todos estos casos el uso y abuso de poder condena a los más débiles.
Política de exterminio en Gaza
Antes del último cese
al fuego, que se inició el último martes y que se rompió rápidamente un día
después, mientras representantes de Palestina e Israel negociaban en El Cairo;
el canciller palestino Raid al Malki hacía el lamentable recuento de las cifras
que viene dejando la última ola de ataques que Israel dirige contra los pocos
espacios en los que sobreviven los últimos palestinos que se aferran a vivir en
su territorio en la Franja de Gaza. Más de dos mil gazatíes muertos, más de
diez mil heridos, la tercera parte de todos ellos eran niños y niñas menores de
10 años. A esta cifra se suman los más de medio millón de desplazados y las más
de 5 mil viviendas destruidas. Por el lado Israelí el número de muertos llega a
67 israelíes, la mayoría miembros de su ejército, víctimas de los cohetes
disparados por la organización palestina Hamas.
En Gaza no se está
desarrollando una guerra. La operación “Margen Protector” dirigida por Israel
desde hace cinco semanas responde a las continuas campañas de exterminio que
Israel lanza sobre los palestinos desde que en 1948 la ONU creara el Estado de
Israel en territorios habitados por musulmanes, cristianos y judíos.
Historiadores israelíes como Ilan Pappe han registrado la política de “limpieza
étnica de palestina” que el Estado de Israel mantiene.
¿Por qué Israel puede
dirigir una operación de esta magnitud asesinando en masa a la población civil
de Palestina sin que la Comunidad Internacional y la ONU puedan hacer algo por
detenerlos? La respuesta es EEUU. Con su derecho a veto en el Consejo de
Seguridad de la ONU, Norteamérica ha bloqueado todo intento de sanción contra
Israel desde hace muchos años. EEUU tiene en Israel a su principal socio
estratégico para ejercer su influencia en el Medio Oriente, producto de ello
Israel tiene el ejército más poderoso de la Región. Pero no sólo el bombardeo
sobre el pueblo palestino es inhumano, lo es también el bloqueo que Israel
mantiene sobre la Franja de Gaza, lo que hace casi imposible la llegada de
ayuda humanitaria que los pocos Estados que defienden la causa palestina con
firmeza intentan hacer llegar. Recordemos que en el 2010 el ejército Israelí
hundió uno de los 6 buques de la flota Libertad que llevaba ayuda humanitaria y
se encontraba a 65 km de las costas de Gaza en aguas internacionales.
La solidaridad con
Palestina ha tomado las calles de las principales ciudades del mundo, incluidas
las principales en el Perú. Pese al rechazo mundial, el Primer Ministro Israelí
Benjamín Netnayahu ha mostrado su intención de no detenerse hasta hacer
desaparecer a Hamas, organización calificada de terrorista pero que ganó las
últimas elecciones en palestina. Sin embargo hay intelectuales judíos contrarios
a la política del Estado de Israel frente a Palestina como Uri Avnery han
afirmado que en un principio Hamas era aliado de Israel y que en el fondo al
ejército Israelí no le conviene su desaparición, pues perderían la excusa para
atacar al pueblo palestino. Puede ser que las negociaciones en el Cairo logren
detener momentáneamente la operación “margen Protector” pero la paz en Gaza no
se logrará mientras Israel siga sintiendo que su superioridad económica y
militar sobre Palestina le da el derecho de eliminarla al amparo de la
impunidad y el apoyo que le da EEUU.
Las batallas de Máxima Acuña y Aida Gamarra
Máxima Acuña se ha
convertido en uno de los principales dolores de cabeza de la poderosa empresa
minera Yancocha. La empresa explotadora de oro más grande de Sudamérica viene
atacando constantemente desde el 2011 a Máxima Acuña y a su familia para que
desalojen su pequeño territorio por encontrarse en pleno centro del Proyecto
Minas Conga. Pero la pelea entre la Empresa y Máxima es desigual o eso
pareciera ser. Yanacocha tiene mucho dinero, y ha tenido el apoyo de la fuerza
policial del Estado peruano mediante efectivos de la DINOES que han llegado
hasta los predios de Máxima a desalojarlos, y no pudieron. Máxima Acuña tiene
de su parte su coraje y su firmeza para decir No.
Y esa firmeza la ha
llevado a defender su causa desde hace 3 años. Y esa firmeza ha sido capaz de
conseguir la solidaridad de muchos sectores de la sociedad no sólo en el Perú
sino también a nivel internacional. En esta batalla, Máxima ha conseguido
denunciar su caso en la Maison d’Amérique Latine en París, logrando la
solidaridad de algunos parlamentarios franceses. Ha conseguido también la
solidaridad de intelectuales peruanos de la talla de Eduardo González Viaña y
Rocío Silva Santisteban. En las últimas semanas la justicia peruana ha
condenado a Máxima y a otros miembros de su familia a dos años y ocho meses de
prisión suspendida y al pago de 5.500
soles en favor de la empresa. La empresa, claro está empieza a frotarse las
manos.
Aida Gamarra por su
parte enfrenta una lucha desde el 2013 contra la transnacional minera Chinalco,
denunciando los abusos que la empresa y el Estado a través de las fuerzas
policiales ejercen sobre la población de Morococha. Aida Gamarra ha denunciado
que el proyecto Toromocho que se ejecuta
a tajo abierto contamina al pueblo de Morococha y pone en riesgo incluso la
salud de los limeños y otras poblaciones cuyos ríos reciben agua de las lagunas
contaminadas. En marzo de este año la OEFA ordenó a Chinalco detener el vertimiento
de material tóxico en las lagunas Huacrococha y Huascacocha, sin embargo
semanas después Chinalco volvió a retomar sus operaciones. Hoy Aida Gamarra
está en un hospital diagnosticada con cáncer a las fosas nasales en etapa
avanzada. Desde su cama de hospital hace llamados para que no se permita que la
empresa siga contaminando a más gente.
Tanto Máxima como
Aida enfrentan uno de los poderes grandes que existen en el Perú, el de la
minería y el de un Estado que voltea a mirar a otro lado mientras las
injusticias doblegan a sus ciudadanos y ciudadanas. El Estado ha claudicado a
la protección del medio ambiente y de las poblaciones que radican alrededor de
los principales proyectos mineros del país, si no que le pregunten al Ministro
del Ambiente y al Ministro de Energía y Minas como se mueven los Lobbies al
interior del Ejecutivo. Será la solidaridad de la sociedad civil la que
fortalezca el coraje de Máxima y Aida, porque ellas no podrán, como lo hace
Cecilia Blume, enviarle un cariñoso correo al señor M. para que intervenga a su
favor. El señor M. no se ocupa de estas cuestiones, anda muy ocupado
facilitándole las cosas a la inversión privada desde su oficina en el MEF.