Desde hace algunas semanas venimos asistiendo a una
especie de guerra o disputa no declarada entre dos grandes grupos de Medios de
Comunicación: el Comercio y La República. La República afirma que el Grupo El
Comercio ha concentrado casi el 80% de los medios escritos en el país y que
esto afecta a la democracia. ¿Qué se esconde detrás de estas disputas? Parece
que no es la democracia como dicen sino el poder y las ganancias.
El inicio de esta
historia está bien relatada por César Hildebrandt en el Semanario Hildebrandt
en sus Trece del viernes 23 de agosto. En resumen, Gustavo Mohme (hijo)
director de la República estuvo a punto de hacer el negocio del siglo al
comprar el 54% de las acciones del Grupo EPENSA que agrupaba a los diarios
Correo, Ojo, Ajá y el Bocón. Todo parecía estar listo para esta compra hasta
que Luis Agois Banchero –Hildebrant relata que Luis Agois y Gustavo Mohme eran
muy amigos- se enteró y sintió que esto era casi poco menos que una traición de
su entonces amigo y decide, en una transacción comercial, dejan sin piso a
Mohme y entregar el 54% de esas acciones al Grupo EL Comercio. Repito que sería
interesante que busquen la historia completa en el semanario mencionado.
La historia relatada
por Hildebrandt no tenía un final, por el contrario, era el inicio de una
historia mayor de lances y respuestas en las que se ha hablado de atentado
contra la libertad de expresión y contra la democracia en el país y se ha
respondido que tal cosa no existe, que lo que hay es “piconería” por parte del
grupo La República por no ser ellos quienes lograron concretar el negocio.
¿Atentado a la democracia o “piconería”?
Afirmo que hay algo
de las dos cosas, pero no es algo que debería sorprender demasiado.
Inmediatamente después de hecha pública la compra Gustavo Mohme Seminario ha
enfilado casi todas las baterías disponibles para acusar que el negocio entre
los Miró Quezada y los Agois constituyen una amenaza contra la democracia en el
país. Es notorio que casi a diario, desde la nota amplia de Ángel Paez en la
edición de La República del domingo 01 de setiembre en la que se da cuenta de cómo
quedaría el mercado de diarios en el Perú con esta compra del Comercio a
Epensa. En esta nota, Paez afirma que “de consumarse -esta compra- se
produciría una concentración contraria a la característica pluralidad en una
democracia”. Posteriormente han desfilado por La República Santiago Cantón, ex
relator de libertad de expresión de la CIDH, afirmando que “la concentración
mediática perjudica la pluralidad informativa”. También han opinado y han sido
entrevistados catedráticos y periodistas como Gustavo Gorriti, Augusto Álvarez Rodrich, Rosa María Palacios –éstos
últimos son columnistas de La República-, entre otros.
Frente a esta
continuidad de opiniones y entrevistas, Luis Agois se presentó una mañana en
Radio Programas del Perú y afirmó que "A
nivel legal, no hay monopolio, acaparamiento o posición de dominio. Lo que está
penado es el abuso de la posición de dominio. No hay un reclamo legal del grupo
La República aún, pero sí periodístico. Imagino que habrá un poco de piconería
en el camino. El consejo de la prensa siempre ha estado representado por estos
grupos de medios. No hay un debate aún, pero estamos dispuestos a tenerlo. No
hemos infringido la ley del artículo 61. No hay acaparamiento".
Por su parte en la edición del diario El Comercio del 11
de setiembre se publicó una defensa de los intereses de este grupo en la compra
aduciendo que “se pretende cuestionar una suerte de monopolio y acaparamiento
que, en puridad, hoy no existe” y luego se acusa al Grupo La República –grupo
que salió perdiendo como lo llama la nota publicada- de actuar como en la
fábula de Esopo “la zorra y las uvas” “donde será la frustración, y no la
realidad de sus limitaciones, la que hará desdeñar hoy lo que ayer ambicionaba
con afán”.
Es cierto que “en la puridad” como afirma la nota de El
Comercio no existe el Monopolio. Sin embargo en Política –y en la peruana
sobretodo- “la puridad” es un concepto discutible. Los medios de comunicación
ejercen un poder fuerte en la marcha de la política nacional, dirigen la agenda
mediática y pueden crear y destruir honras, candidatos y autoridades de un día
para otro. Dirigen la opinión pública pues. De esto nos enseñó mucho la década
del 90 durante el libertinaje depredador y mediático de los medios controlados
en su mayoría por el régimen de Alberto Fujimori.
¿Entonces
de qué hablamos y de qué no hablamos?
Hablamos de grupos de poder económico –El Comercio y La
República- que libraron una batalla por cerrar un gran negocio. Y Hablamos de
un tercer grupo de poder económico –EPENSA- que vio que para mantener su línea
editorial era preferible entregarse a los Miró Quezada que a los Mohme. Es
indudable que los contenidos de Correo son más próximos a El Comercio, Perú 21
y familia que a La República; y esa era la cuestión.
En general ¿Qué ha cambiado a nivel de contenidos antes y
después de la compra? No mucho. Entre El Comercio y Correo las distancias de
pensamiento y línea editorial se acortan cada vez más. No es casualidad que el
ex director de Correo, Aldo M. sea ahora un afincado columnista de Perú 21 y
que el entonces director de Perú 21, Fritz Du Bois sea ahora el flamante
director de El Comercio. Todos juegan allí el mismo partido. Y políticamente
sabemos que allí está representado el pensamiento político de derecha más reaccionario
del Perú.
Finalmente, no es esta compra ni el negocio que cerraron
lo que atenta en gran medida la democracia. La democracia ya viene siendo
atentada desde que los medios por sí mismos responden antes que a un beneficio
colectivo a beneficios de poder económico. La República afirma que si ellos
concretaban la compra habría más paridad y es posible que así sea. Pero paridad
es poder dual entre dos grandes y eso no es que sea la panacea de la libertad
de información. Además Chicho Mohme no es Gustavo Mohme Llona (padre). Hay
distancias que no sólo son generacionales.
La defensa de la democracia en los medios pasa por los
contenidos y por los intereses. Nadie habla de que es importante que los medios
dejen de ser una ventana de lo peor que una sociedad produce y la pantalla o
las portadas que embrutecen y distraen a los peruanos, negándonos cada vez más
la posibilidad de tener ciudadanos en la patria, en lo que esta palabra tiene
de real significado. No se forma ciudadanos para una República y para una
Democracia real con Esto Es Guerra, Combate o El Valor de la Verdad. No es por
tanto, el acaparamiento accionario de las Empresas de Comunicación lo que está
matando nuestra democracia, nuestra ciudadanía; es el monopolio del mal gusto,
del rating a punta de escándalos, la exposición de nuestras miserias, como si
el Perú fuera un gran diario Chicha que tenemos que leer a diario.
Ya que hablamos de defender la democracia en los medios
¿Hablaremos de la necesidad de una Ley de Medios que de verdad democratice la
oferta informativa, cultural, que no sólo esté en manos de grandes grupos
económicos sino también de colectivos ciudadanos a través de medios
comunitarios? En Argentina hay un largo debate al respecto y en Ecuador ya se
ha hecho, y en el Perú se planteó en el Programa de la Gran Transformación que
luego fue ahuyentado y desaparecido. Claro, esto asusta a los grupos de poder
no porque sus ganancias se vean afectadas sino porque no les interesa y hasta
lo ven como amenaza que la ciudadanía empiece a tener alternativas mediáticas
contra el discurso único. He allí un debate real sobre medios y democracia.