Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

martes, 2 de octubre de 2012

A propósito del mensaje presidencial: UN NUEVO ESTADO PARA LA GRAN TRANSFORMACIÓN


Por: Henry Córdova Bran

El presidente Ollanta Humala comenzó y terminó su discurso refiriéndose a la Gran Transformación. Afirmó que se estaban sentando las bases para que esta sea posible con miras al bicentenario de la República. Sin embargo aquella frase de “en moral se juzga por las intenciones, en política se absuelve o se condena por los hechos” conviene tenerla presente, ya que es el destino de todo un país el que está en juego.

La frase corresponde a Manuel González Prada, a quien nos hemos permitido citar nuevamente para tener presente al gran maestro, especialmente para incitar la curiosidad de los jóvenes por quien fuera guía de toda una generación a inicios del siglo XX.

El discurso presidencial era sin duda el más esperado de los últimos años. Había muchas cosas que explicar, dudas que absolver y anuncios sobre lo que vendrá que el presidente debía esclarecer. Su primera apuesta fue por reengancharse con una posición inicial suya que traía desde la campaña: “Hoy, luego de un año de gestión, me reafirmo en lo medular de mi propuesta, y confirmo que hemos comenzado a sentar las bases para la gran transformación que anhela la mayoría de ciudadanos de nuestra patria”. Seguidamente dijo algo en lo que estamos absolutamente de acuerdo “Todo comienzo es difícil, más aún cuando la saludable ambición de querer hacer las cosas con celeridad y con resultados concretos en el menor tiempo posible, no sintoniza con un marco institucional – nacional y regional - aún endeble y que necesita urgentes mejoras”.

Aquí radica una de las cuestiones centrales para entender este primer año de gobierno. Cuando la efervescencia popular celebraba el triunfo del Ollanta Humala en junio del 2011, no se tuvo en cuenta que era solo un gobierno lo que se había ganado y los resultados electorales no significaban, implícitamente, que las cosas en el país cambiarían. La derecha es quien sabe perfectamente estas cosas. El poder económico, derrotado y sintiendo amenazados sus intereses reagrupó sus fuerzas y logró mantener a sus principales actores políticos dentro del Estado; más aún, logró que sus actores políticos sean quienes manejen el Estado.

El primer gran error del presidente fue Castilla, su Ministro de Economía. El segundo fue el gabinete Valdez. El primero le significó al presidente quedarse anclado en la continuidad de Toledo y García, el segundo el posicionamiento de la derecha dura profujimorista. El poder de Castilla, sin embargo, es lo que ha marcado durante este primer año el manejo del Estado, y si bien el ala dura de la derecha ha retrocedido con el nuevo gabinete, el poder de Castilla se ha afianzado ahora también hacia el Ministerio de Agricultura.

Nuevo Estado y nuevos actores señor presidente

El discurso presidencial estuvo guiado por las políticas sociales del gobierno y ha tenido un fuerte componente de lo rural. La finalidad ha sido mostrar un año de trabajo encaminado a cumplir el compromiso de la inclusión social de los más necesitados en las zonas más alejadas. En efecto, hay resultados en materia de programas sociales que el Presidente enumeró en 13 de las 40 páginas que contenían su discurso.

El hecho de que haya sido el tema social lo principal en su discurso refleja la intención de no querer alejarse o romper con el sector C y D de la sociedad peruana pues ese bloque le da legitimidad a su gobierno, tal como lo mencionó Manuel Dammert en la entrevista que publicamos hace algunas semanas. La inclusión social continúa siendo una de las banderas del gobierno.

La hoja de ruta no desestima la inclusión social. Pero la inclusión social y la hoja de ruta no son, necesariamente, las bases para la Gran Transformación como parece que quisiera convencernos el presidente. La inclusión social es lo que la derecha le ha concedido al presidente a cambio de mantener intacta la estructura del poder y el manejo económico del país.

La Gran Transformación implica una lucha política en el país que cambie el Estado y sus relaciones de poder. Es posible que al iniciar su gobierno el presidente haya sentido que no tenía consigo las fuerzas políticas para esa lucha que lo iba a enfrentar con la Derecha, el poder económico y los medios masivos de comunicación. No confió en la izquierda y la izquierda se alejó de él, no confió en su partido y su partido se ha ido debilitando y no confió en las masas y su capacidad de movilización para defender el triunfo electoral que también era suyo, y esa masa, ese movimiento social puede caer peligrosamente en la decepción y en el descontento, tal como ha pasado en los últimos meses.

En su discurso el presidente evitó referirse directamente a Conga y habló en general de una nueva manera de lidiar con los conflictos socio ambientales. Para algunos analistas eso fue lo correcto y para otros significa una grave omisión ya que, como se ha dicho, Conga y los conflictos sociales han sido el principal problema del presidente. Pero el problema del presidente no es Conga ni los demás conflictos sociales, ellos son el resultado del problema de fondo y el problema de fondo es la estructura del Estado y sus relaciones de poder. Cambiar eso no es tarea sencilla, por el contrario es una tarea titánica para un país que ha hecho de la injusticia social su derrotero en toda su historia republicana.

El segundo año del gobierno se inicia con el tercer gabinete que ha reducido su perfil represivo con la salida de Valdez. Sin embargo, a pesar de ser el tercer gabinete la figura que no ha cambiado es la del Ministro de Economía ni la política que él encarna. Aún así la presión que el gobierno y el presidente tienen frente a la promesa de la Gran Transformación empuja a que se generen luchas internas como en todo proceso de cambio. El anuncio de reformar el SNIP, “matar el viejo SNIP”, como ha dicho el presidente es prueba de ello.

El presidente Humala culminó su discurso citando a Jorge Basadre y convocó a los peruanos a unirse en torno a la Gran Transformación apuntando al bicentenario. También se ha referido a la “compleja gobernabilidad democrática” que hay en el país. En esto estamos de acuerdo, pero reafirmamos que no será posible ninguna Gran Transformación con el viejo Estado. La pregunta que se nos plantea en el inicio de este segundo año es si el presidente tendrá el liderazgo político que se requiere para esa Gran Transformación y si la clase política progresista del país está a la altura de esta tarea.

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