Por: Henry Córdova
Bran
Decía Borges, con esa ironía argentina, que el periodismo
era creer que todos los días pasan cosas importantes, y nos planteaba el debate
de lo noticioso. La frase viene a cuenta al pensar en el Perú de los últimos
días, de las últimas semanas, de lo que nos pasa en el nuevo gobierno y que
aparece o no aparece en los medios del menú diario. Veamos algunas cuestiones.
Si hacemos un listado
de temas de algunos de los hechos que sucedieron en el Perú las últimas dos
semanas podríamos mencionar El Foro APEC, el incendio en la comunidad Shipiba
de Cantagallo, la llegada a Lima de 135 Apus desde la Amazonía para dialogar
con el gobierno acerca de los más de 70 días del paro amazónico en Saramurillo,
los incendios forestales en gran parte de la zona norte del Perú, la amenaza de
interpelación desde el parlamento al Ministro de Educación, Jaime Saavedra, la
paralización del sindicato de trabajadores de Elektra, y un largo etcétera; es
probable que sólo conozcamos algunos de ellos, que hayamos oído o visto algún
titular de otros y no tengamos conocimiento de otros tantos menos visibles.
Sin duda el revuelo
noticioso de las últimas semanas en el Perú fue la Cumbre del foro APEC; los
jefes de Estado de las 21 economías del área del Asia pacífico se daban cita en
Lima para discutir y coordinar políticas económicas de una plataforma que
representa el 50% del PBI mundial y el 40% del comercio internacional. Recibir
en una sola cumbre a quienes son quizá
los jefes de Estado más influyentes y determinantes para la marcha mundial de
la economía, del clima, de los derechos humanos, laborales, ambientales y hasta
de la paz, no es cosa de todos los días. Pero olvídese usted de todo eso de los
derechos y de la paz y del cambio climático, que nadie le pregunte al
presidente Obama de las guerras que su país promueve en el medio oriente ni de
por qué armaron al Estado Islámico que ahora condenan; que nadie cuestione al
presidente Xi Jinping sobre las empresas estatales y privadas de su país que
contaminan el medio ambiente y sobre las que en el Perú sabemos bastante bien;
aquí de lo que se trata es de hablar de economía y de negocios y de continuar
declarando tras el foro el intocable rumbo del libre comercio, tal como ellos
lo entienden.
Mientras el foro APEC
se desarrollaba entre los grandes salones del Centro de Convenciones de Lima,
135 Apus de la Amazonía, representantes de las más de 40 comunidades que por
más de 70 días mantienen un paro en la comunidad de Saramuro y Saramurillo, en
el distrito de Urarinas, cerca de la reserva Pacaya Samiria. Como se sabe –o
como poco se sabe en el resto del Perú- 16 comunidades acatan el paro en la
cuenca del río corrientes, 18 comunidades en la cuenca del marañón y 8
comunidades en el río Chambira, según lo había manifestado José Fachín,
dirigente indígena y coordinador de la Federación de Comunidades Nativas del
Alto Tigre. Su principal reclamo es que más de 20 mil indígenas son afectados
por la contaminación petrolera y solicitan la creación y aprobación de la Ley
de monitoreo ambiental, además denunció que Pluspetrol abandonó desde el 2015
el lote 192 sin realizar la remediación de la zona tras el último derrame registrado.
Los Apus llegaron el
17 de noviembre en un avión de la Fuerza Aérea del Perú, venían a dialogar con
el gobierno para elaborar una hoja de ruta en torno a sus demandas, pero al
llegar les dijeron que los llevarían a la base militar ubicada en Ancón, que
allí sería el diálogo, frente a lo cual los Apus decidieron que sólo entrarían
unos Apus y otros promoverían que sus demandas sean conocidas en Lima y se
reunirían con colectivos y espacios políticos. Al parecer el gobierno buscaba
que el problema amazónico no trascienda. Para la cumbre APEC el centro de Convenciones,
para los Apus representantes de las naciones indígenas, la base militar de
Ancón. Los Apus que no fueron a la base militar se movilizaron el 18 de
noviembre por el centro de Lima y en un momento de la movilización fueron
reprimidos con gases y golpes por la policía. Una vez más mientras que el
Congreso de la República condecoraba al presidente Xi Jinping cuyo país tiene
responsabilidad en varios pasivos ambientales en nuestro territorio, la policía
nacional reprimía a los Apus que defienden los territorios de la Amazonía. Hay
una lógica perversa en esto que nos pinta como país.
Desde mi punto de
vista el APEC no es más noticioso que el paro amazónico, pero el tratamiento
que se da a ambos hechos es exponencialmente diferente. Mientras uno se
presenta a primera plana y con pompa, el otro es minimizado y tratado con
desidia. Parece que no nos estamos dando cuenta de lo necesario que es atender
y escuchar a las comunidades indígenas, que los Apus son representantes de
naciones que tienen en los territorios de la Amazonía más años de los que tiene
la propia República. O es que vamos a esperar que se repitan los lamentables y
trágicos sucesos de la Curva del diablo para voltear a mirar qué pasa. El
gobierno debería entender que los Apus merecen el respeto con el que se le
trata a los jefes de Estado de la APEC, pero claro Mercedes Aráoz no recibirá
ni mirará a uno de los Apus como mira a Obama.
Y así podríamos
mencionar sobre el tratamiento al incendio de las viviendas de la comunidad
Shipiba de Cantagallo, el incendio en
Larcomar y los incendios forestales en el norte del Perú, por no mencionar los
curiosos incendios que destruyen documentos del Ministerio de Salud en un
contexto de denuncias precisamente a compras realizadas por el MINSA. En
Cantagallo no sólo sucedió una tragedia que redujo a cenizas más de 300
viviendas de una comunidad ubicada a pocos minutos de Palacio de gobierno
cruzando el río Rimac; este incendio fue el trágico desenlace a un problema que
la Municipalidad de Lima y su alcalde Castañeda no quiso atender a pesar de que
había un proyecto que contemplaba vivienda digna para sus habitantes. La
comunidad shipiba no sólo necesita de nuestra solidaridad para llevar alimentos
y la ayuda necesaria para la emergencia, necesita que se discuta su derecho a
vivir dignamente, su derecho a ser reconocidos como ciudadanos. Así como se necesita discutir cuanto se exige
a los consorcios comerciales poner por delante la vida de las personas a sus
ganancias, porque finalmente cuando la tragedia pasa los que sufren las
consecuencias son los trabajadores –los colaboradores les llamó discutiblemente
los dueños UVK-
Lo noticioso en el
Perú es pues lo que desde la gran prensa se quiere que sea noticioso. Lo
noticioso puede ser las inversiones de Elektra a nivel nacional o cuánto
aumentó el consumo de los peruanos y peruanas, pero no los despidos de los trabajadores
que forman un sindicato para defender sus derechos laborales. Lo noticioso
puede ser la alarma de que Trump, en uno más de sus desenfados, diga que EEUU
se retirará del TPP y entonces se encienden las alarmas de los defensores del
libre comercio, pero no es tan noticioso que se exija al congreso peruano un
debate abierto del TPP por sus amenazas a temas tan delicados como la salud y
acceso a medicamentos. Lo noticioso en el Perú parece ser la agenda de los
dueños del Perú