Por: Henry Córdova
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Desde el 12 de
febrero han vuelto a sonar las alarmas en Venezuela. Los hechos –los reales y
los que han sido groseramente manipulados- de los que hemos sido testigos nos
plantean la pregunta ¿Qué pasa en Venezuela? En política, los hechos no se
pueden juzgar en sí mismos si no se tiene en cuenta el contexto y el proceso
histórico en el que ocurren. Aquí algunos apuntes.
“la primera víctima
en toda guerra es la verdad” afirma Raúl Sohr en la introducción de su libro
“Claves para entender la guerra”. Y lo que ocurre en Venezuela desde hace 15
años es una especie de guerra fría entre el chavismo o los defensores de la
llamada revolución bolivariana iniciada por Hugo Chávez, frente a la derecha
venezolana que ha buscado desde el inicio de esa revolución retomar el poder y
restituir el sistema que dirigían antes de la elección de Chávez en 1998. Es imprescindible
partir de esta cuestión porque los sucesos del 12 de febrero y los posteriores
no son aislados, son parte de este proceso.
La segunda cuestión
que hay que tener en cuenta es que el proceso de la revolución bolivariana
tampoco es un hecho aislado que se reduce sólo a Venezuela. Responde a un
proceso histórico, político y económico que trasciende las fronteras
venezolanas y se proyecta a la toda la región de América Latina y el Caribe
(prueba de ello es la reciente cumbre de la CELAC de la que hablamos en un
artículo anterior). Este proceso histórico ha cambiado en las últimas dos
décadas el mapa geopolítico de la Región, antes dominada y dirigida por EEUU y que
ahora busca la integración con un carácter progresista y antiimperialista.
Veamos ahora qué
factores explican esta nueva sensación de crisis venezolana.
Factor político
Desde que Hugo Chávez
ganó su primera elección en 1998, la política en Venezuela cambió. A partir de
allí el gobierno de carácter popular dirigió sus políticas hacia los sectores
más pobres de la sociedad venezolana y a la clase trabajadora y disminuyó los
beneficios de la alta burguesía nacional y extranjera, afirmando que la
revolución bolivariana apuntaba hacia el socialismo. Desde entonces el chavismo,
con Chávez en vida la mayoría de veces, ha ganado 18 de las 19 elecciones que
se han celebrado en Venezuela entre presidenciales, parlamentarias y
municipales.
Tras la muerte de
Hugo Chávez en marzo del 2013. Nicolás Maduro ganó, con estrecho margen, las
elecciones de abril del 2013, lo que condujo a que el candidato de la oposición
Henrique Capriles desconociera los resultados y precipitara a las calles a sus
seguidores en revueltas que tuvieron 11 muertos como resultado. Esto hizo
pensar que el chavismo se debilitaba sin Chávez y que el gobierno de Maduro
sería el fin del chavismo político. Para ello, la derecha venezolana hizo el
cálculo de que en las elecciones municipales de diciembre del 2013 la oposición
daría un duro golpe al oficialismo en medio de la crisis económica y el
desabastecimiento de los principales productos por los que atraviesa el país.
La mesa estaba servida.
Sin embargo, el
cálculo fue errado. La mayoría de venezolanos respaldaron a los candidatos
oficialistas y el chavismo y Maduro salieron fortalecidos de las elecciones
municipales del 8 de diciembre último. De las 335 alcaldías del país, 253
fueron ganadas por candidatos del chavismo, lo que representa el 75,5%,
mientras que la oposición obtuvo 78 alcaldías, que representa el 23,3%. Tras
salir fortalecido de estas elecciones Maduro convocó al diálogo entre el
ejecutivo y los alcaldes y gobernadores incluyendo a los que pertenecen a la
oposición. La primera reunión fue en diciembre y la segunda en enero y en esta
el mismo Henrique Capriles asistió y estrechó la mano de Maduro reconociendo la
legitimidad del gobierno. Es curioso que la mayor parte de la prensa
internacional haya obviado referirse a estos últimos puntos.
¿Cómo se explica
entonces que tras las elecciones de diciembre y el diálogo promovido por el
gobierno se desencadene en febrero una crisis política al punto de que se haya
pedido desde un sector de la ultra derecha venezolana la salida de Maduro? la
explicación parece recaer más en el juego geopolítico internacional que en la
agenda interna de Venezuela. Y es que tras la cumbre de la CELAC realizada nada
menos que en la Habana-Cuba, en la que los 33 estados presentes de América
Latina y el Caribe declararon a esta región como zona de paz y libre de
colonialismos, la respuesta de EEUU y de la derecha latinoamericana parece ser
promover la desestabilización de la democracia en Venezuela, cosa que no es
rara ni es raro pensarlo, basta con recordar como promovieron el golpe en Chile
en 1973 y ahora último en Honduras y en Paraguay y los intentos de golpe y
desestabilización contra la misma Venezuela en el 2002, Bolivia en el 2008 y
Ecuador en el 2010. No es de extrañar que el senador y ex candidato a la
presidencia de EEUU John McCain haya afirmado que “EEUU debe enviar tropas de
inmediato a Venezuela porque debemos garantizar nuestro flujo petrolero”
además, afirmó que “debe convencerse a países aliados como Colombia, Perú y
Chile para que una fuerza militar esté preparada en términos operativos para
impedir que Maduro destruya los intereses de EEUU que están en juego en la
región hemisférica”. Más claro no pudo ser McCain.
Factor Económico
La economía en
Venezuela también ha cambiado en los últimos 15 años. De tener una política
económica altamente neoliberal, escenario ideal para las privatizaciones y los
grandes negocios de multinacionales y de la burguesía nacional y extranjera,
pasó a ser una economía cada vez más regulada y controlada por el Estado,
especialmente en lo que concierne a su principal fuente de riqueza: el
petróleo. Sin embargo, pese a que el discurso político del chavismo promueve el
socialismo, la economía del país llanero no es socialista. Un proceso
revolucionario como es el proceso bolivariano no cambia un estado de cosas de
la noche a la mañana, ni en 10 o 15 años.
Precisamente por ser
un proceso de cambio está expuesto a avances y retrocesos por la naturaleza
misma de las luchas internas que se desatan entre el viejo sistema y el nuevo
que quiere ser aplicado. En este entrampamiento Venezuela vive un momento
difícil en su economía marcada por una alta inflación (56%) el encarecimiento
de los precios y el desabastecimiento de algunos productos de primera necesidad,
lo que genera un ambiente de crisis. El gobierno ha acusado al empresariado de
ser dirigido por el capitalismo internacional para boicotear la economía
nacional. En Venezuela sectores de la izquierda marxista afirman que “Venezuela
es una economía capitalista. Una economía capitalista salvaje, con una lucha de
clases bien clara”. Parte de la crisis económica se explica en la exorbitante
fuga de capitales venezolanos al extranjero que según el economista Manuel Sutherland
ha superado a la de todo el período de 1970-2000. Sin duda el gobierno tiene en
el tema económico su tarea más dura y más dura aún cuando tiene en frente
continuos intentos de desestabilización. Por otro lado el hecho de que
Venezuela sea el país con las mayor cantidad de reservas petroleras y gasíferas
en el mundo, la hace una nación que despierte el interés de dominio de las
potencias mundiales, especialmente de EEUU.
Factor Mediático
Volviendo a Raúl Sohr
y su libro ya citado, el sociólogo y periodista chileno afirma que “en tiempos
de guerra una elaborada maquinaria de propaganda opera en contra del lector
inadvertido. Cada Estado y cada facción interesada trabaja para defender sus
intereses con muy pocas restricciones éticas” de esto ha habido mucho alrededor
del tema venezolano. En el espectro mediático se ha librado una dura batalla
entre los grandes medios de comunicación en Venezuela y a nivel internacional
que son contrarios al chavismo y medios alternativos a los que accede una
minoría que apoyan el proceso bolivariano. Los grandes medios han buscado
imponer la idea básica que Venezuela vive una dictadura represora y una crisis
alarmante con la finalidad de lograr un respaldo a los líderes visibles de la
facción dura de la derecha venezolana representados por Leopoldo López.
Lo sucedido en
Venezuela es un capítulo más de una larga historia que no terminará aquí. En el
tablero de la geopolítica internacional las fichas se mueven día tras día y
cada quien apunta a ganar con todas las armas que tenga a disposición. ¿Y en el
Perú, en qué lado estamos jugando?
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