Por Henry Córdova Bran
El gobierno de Pedro Pablo Kuczynski ha dado nuevos pasos
en su entrega hacia los sectores que desde que empezó su mandato le ganaron la
iniciativa política: el fujimorismo y el aprismo. PPK ya no solo apuesta por el
inmovilismo, que caracterizó el accionar de su primer gabinete, ahora, con
Mercedes Aráoz a la cabeza, se inclina hacia una oposición que no dudará en
precipitar su caída.
Sin embargo PPK no
pudo, o no quiso, tener la audacia para realizar esta ofensiva política. Hizo
todo lo contrario. Armó un gabinete a la medida de quienes lo arrinconan desde
el parlamento. Y no pareciera que lo haya hecho con la angustia de quien se ve
arrinconado políticamente, sino con la complacencia de quien sabe cercano,
próximo al fujimorismo, al aprismo, a la derecha conservadora, a la iglesia
(todas las iglesias) de moral doble y anticuada, a los sectores del negocio y
de pensamiento único. Porque en fin sigue siendo una disputa entre iguales cuya
pugna se materializa en detalles. No le falta razón a Claudia Cisneros cuando
menciona la existencia de una derecha bruta, ignorante y achorada representada
por el keikismo –y añadimos derecha bufalesca y mañosa con el aprismo- y la
derecha tecnócrata, apátrida y lobista-corporativista de PPK.
Hablábamos la semana
pasada de tres agendas determinadas por el legislativo, el ejecutivo y la que
podría venir desde las demandas del movimiento social y de los sectores
postergados en el país. Pero valgan verdades, más allá de las puyas mediáticas,
del día a día parlamentario intrascendente y cada vez más bajo en sus debates,
de las agendas fotográficas del ejecutivo; en lo esencial el rumbo es el mismo.
Saludo de manos y a “voltear la página” dice la Premier Aráoz mientras le lanza
un guiño al fujimorismo en su arremetida contra Vargas Llosa para deleite de la
jefa naranja y don Alberto en su prisión de la DIROES.
Es sintomático que
durante la semana la posibilidad redundante del indulto para el ex presidente
Fujimori, sentenciado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y a otras penas
por delitos de corrupción, marquen nuevamente nuestra agenda mediática. El
indulto, al parecer cada vez más inminente, terminará de cerrarle el paso al
gobierno de Kuczynsiki frente al sector que finalmente le dio los votos que
necesitaba para llegar a la presidencia. PPK debiera saber que este sector ha
demostrado desde hace varios años una capacidad de movilización en las calles
que no le dará tregua frente a la liberación de Fujimori. PPK quizá se sentirá
más cómodo acercándose al fujimorismo que a las exigencias de las calles.
Una respuesta necesaria
El panorama no pinta
bien para el Perú. Mientras transcurre el segundo año de gobierno de Kuczynski,
se pierde el tiempo frente a los grandes debates nacionales: la recuperación
económica y la recuperación de los más de 150 mil puestos de trabajo perdidos,
el impulso de sectores económicos alternativos y sostenibles frente a la
política extractivista que domina en el interior del ejecutivo, la lucha contra
la corrupción y el fin de las evasiones y
exoneraciones tributarias que las grandes empresas tienen en el Perú y
por los cuales el Estado deja de percibir más de 15 mil millones de soles
anuales, mientras los ingresos del Estado vienen cayendo casi en 4% del PBI en
los últimos años que representa alrededor de 25 mil millones de soles anuales.
Mientras el ejecutivo y
el Congreso lanzan sus puyas políticas y luego se dan la mano en un juego
político de lo más deleznable, el país desde dentro espera la solución a temas
mucho más trascendentales que tienen que ver con los derechos de las personas y
el acceso a sus necesidades básicas. ¿Saben en el ejecutivo que en los
territorios alejados de la Amazonía el acceso a sistemas de agua y
alcantarillado es casi nula? Una capital de provincia como Santa María de Nieva
en la Región Amazonas aún toma agua entubada y comunidades amazónicas dependen
todavía del consumo de agua en acequias cada vez más contaminadas y que
producen enfermedades como la tifoidea en los más pequeños. Un distrito como El
Cenepa registra un 53% de menores con desnutrición crónica. Estos niños y
niñas, además, como lo ha registrado la Defensoría del Pueblo en uno de sus
informes, atraviesan por situaciones de vulnerabilidad y violencia sexual
incluso al interior de las escuelas que no son precisamente las mejores del
país. Todo esto frente a la poca presencia del Estado y poca capacidad de
acción para enfrentar estos problemas.
Ni el ejecutivo ni el
legislativo ponen estos temas en la agenda nacional. Es hora de que la
movilización ciudadana reclame estos espacios. Hemos dicho que hay sectores
sociales que han demostrado capacidad de movilización frente a temas como el
indulto, o las campañas anti fujimoristas, pero es necesario ir más allá. Se
necesita una movilización que promueva una agenda mayor de amplia base y que
refleje los problemas del Perú. Que le discuta al ejecutivo su inmovilismo y al
legislativo su bajeza, inoperancia y obstruccionismo. Esto requiere de una
apuesta por repensar el Perú como país, como nación, como Estado. Volviendo al
artículo de Claudia Cisneros en el que afirma que “los apátridas nos gobiernan”
hará falta entonces un profundo sentido patriótico para revertir la oscura
situación del país de cara al Bicentenario.
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