Por: Henry Córdova Bran
El presidente Kuczynski juramentó durante esta semana a su
segundo gabinete después que el Congreso de la República le negara la confianza
al gabinete de Fernando Zavala. La designación de Mercedes Aráoz no cayó bien
entre algunos sectores sociales. ¿Cuál es la agenda del parlamento? ¿Cuál es la
del ejecutivo? La respuesta a estas preguntas nos puede llevar a pensar en una
tercera agenda.
La crisis política de
los últimos días reflejó, una vez más, lo difícil que será este quinquenio de
cara al bicentenario de la República. En un artículo que se publicó tras la
primera vuelta electoral, advertimos del riesgo que significaba la composición
del Congreso de la República con una mayoría fujimorista por encima de las 70
curules, con solo el 32% de los votos. Dijimos allí que aun cuando la candidata
de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, no ganara las elecciones, el poder obtenido
en el parlamento le permitiría tener capacidad de maniobra para intentar un
gobierno paralelo desde el legislativo. Keiko Fujimori no ganó las elecciones y
el fujimorismo ha mostrado de lo que es capaz.
Las demostraciones de
poder del fujimorismo han sido continuas: la negación de Keiko de saludar el
triunfo de PPK, el uso a discreción de la facultad legislativa de la censura a
diferentes Ministros. La censura del Ministro Educación Saavedra, el famoso
grupo de whatsapp “mototaxi”, el desplante de la entonces presidenta del
Congreso, Luz Salgado, a la convocatoria de Kuczynski para abordar el tema de
corrupción, el posicionamiento de figuras del fujimorismo en puestos claves del
Estado como en el Banco central de Reserva; entre otras.
La agenda del parlamento
La agenda del
parlamento se organiza irremediablemente alrededor de la agenda que quiera
imponer el fujimorismo. De los 72 congresistas que tienen hay un núcleo duro
que rodea a Keiko Fujimori y a quienes la lideresa de Fuerza Popular imparte
sus directivas. Por las conversaciones del grupo “Mototaxi” desde el año pasado
quedó claro que la intención del legislativo era hacer ver al ejecutivo su poder
“para que vean con quien se meten” decía una exaltada Cecilia Chacón tras la
censura del ministro Saavedra, y Keiko Fujimori felicitaba el desempeño de sus
parlamentarios. De las otras bancadas poco que decir: el aprismo sirviendo como
cola de león del fujimorismo como para coronar el histórico descalabro del
Partido que hace casi 100 años se fundó para cambiar el Perú; el Frente Amplio
que era la bancada llamada a impulsar alternativas, que si bien podrían ser
difíciles de posicionar por la falta de votos, significarían la conexión de las
demandas sociales en la tribuna parlamentaria, sin embargo, ahora ya dividida
en dos bancadas la posición de la izquierda está más que debilitada. ¿El resto?
Convidados de piedra en estos escenarios.
Hace unos meses, la
congresista María Elena Foronda, por entonces presidenta de la Comisión de
pueblos andinos, Amazónicos y Afroperuanos, nos manifestó que desde su comisión
se pedía impulsar la Ley de Cambio Climático, tan necesaria para nuestro país,
sin embargo, no era un tema que le interesa al fujimorismo y por lo tanto no
era tema de agenda para su discusión en el Pleno. Quizá la reciente difusión
del audio en el que se escucha a la congresista de Fuerza Popular Yesenia Ponce
manifestar que la lideresa de su partido habría dicho que no le interesa
impulsar proyectos de ley que ayuden al ejecutivo, así estos beneficien a miles
de pobladores como en el caso del proyecto Chinecas. Está claro que al
parlamento fujimorista no le interesa impulsar más agenda que la desestabilización
del gobierno y alimentar las ansias de poder de su lideresa, demostrando con
sus actitudes y acciones que el fujimorismo sigue siendo el mismo fujimorismo
dictatorial con el que Keiko Fujimori creció como primera dama de la
presidencia de su padre. Prueba de su intransigencia con los valores
democráticos es la acción intolerante de retirarle el nombre de Gustavo Mohme
Llona a una de las salas del parlamento.
¿Y la agenda del ejecutivo?
El gobierno de
Kuczynski pareció resignar su acción gubernamental a lo que la tecnocracia
pueda hacer en los ministerios. Tal como iniciaba su gobierno, con esa
correlación de fuerzas que lo enfrentaba a un parlamento que a todas luces
ameritaba una estrategia y fortaleza política que el gabinete Zavala
difícilmente podía darle. Y así la puesta mano desde el inicio la ganó el
fujimorismo desde el parlamento. Kuczynski se olvidó de la política y se
concentró en los negocios, creyendo que lo que el gobierno necesita es impulsar
mega proyectos, como el caso del aeropuerto de Chinchero con las consecuencias
que ya conocemos. La agenda del gobierno no se diferencia mucho de la agenda de
las últimas décadas, pero sin la bonanza de los precios de la minería.
El hecho de que el
gobierno haya decidido plantear la cuestión de confianza del gabinete Zavala al
parlamento y que como producto de su rechazo haya nombrado un nuevo gabinete
con algunos ajustes termina siendo sólo un respiro para la crisis. Pero el
nuevo gabinete no es un cambio de timón, sino todo lo contrario. Mercedes Araoz
se presenta como una Premier que impulsará el diálogo, la misma Mercedes Araoz
que en el 2009 como Ministra de Comercio Exterior, precisamente por falta de
diálogo, terminó siendo una de las responsables políticas del Baguazo. Es
posible que en un período corto el fujimorismo se calme por unos días, pero
difícilmente Araoz podrá revertir la agenda que ya el fujimorismo tiene
planteado desde el parlamento.
¿Y la agenda del país?
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