Por: Henry Córdova Bran
Emperatriz Campos Torres, vicepresidenta del área de
conservación privada y bosques montanos y páramos Chicuate - Chinguelas de la
comunidad Segunda y Cajas, es una mujer comunera de 47 años, tiene 5 hijos y
los últimos 27 años los ha pasado participando activamente en su comunidad
ganándose el derecho de representarla y ser una lideresa.
Emperatriz llegó a la
provincia de Ayabaca el pasado 24 de febrero para participar junto con una delegación
de comuneros y comuneras de Huancabamba del “Encuentro de autoridades
ronderiles, comunales, locales regionales y nacionales por la defensa del agua
y la vida” en el que más de 200 dirigentes de comunidades y rondas campesinas
volvieron a expresar su rechazo al proyecto minero Río Blanco.
Durante el encuentro,
Emperatriz tomó la palabra para expresar lo que su comunidad ha decidido.
“nosotras como mujeres
vamos a defender el honor de nuestras comunidades y de la mujer andina, yo como
mujer representante de mi comunidad voy a exigir que se respete el derecho
consuetudinario de nuestras comunidades, llévenle el mensaje al presidente
Kuczynski que la mina Río Blanco no va en nuestra comunidad. En nuestras
cordilleras de bosques y páramos nacen las vertientes del río Shimbe, del río
Chinguelas, de Río Blanco, de la quebrada El Gallo, del río Quiroz, entonces
qué ¿el señor gobierno piensa pasar por encima de todo? Qué no venga a
atropellar nuestros derechos como comunidades, nosotros como comunidades, mientras
no tenga el permiso y la licencia social de las comunidades, no va Río Blanco,
nosotros como comunidades tenemos nuestra máxima autoridad que es la asamblea
general y si la asamblea general dice no va, no va. ¿por qué no ha venido la
ministra de energía y minas? Los esperamos en nuestra comunidad de Segunda y
Cajas”.
Escuchando a Emperatriz
dirigirse a la asamblea con firmeza y con la certeza de conocer lo que
argumentaba, en una sala en la que la mayoría de dirigentes comuneros eran
varones, nos mostraba la capacidad de una mujer que se había ganado el
liderazgo a pulso. Luego pudimos conocerla un poco más. La firmeza para
defender sus argumentos se mezclaba con la amabilidad de su trato, una mujer
comunera como ella misma se definía, que no se siente menos que sus compañeros
comuneros que la acompañaban.
Emperatriz nació y
creció en la comunidad campesina de Segunda y Cajas en la provincia de
Huancabamba, y es consiente de que su vida y la vida de su familia está
vinculada a su territorio. Como ella expresa “Una mujer campesina, para
nosotras nuestras tierras y nuestra agua es la prioridad por que con eso
llevamos el pan a nuestras familias, una mujer como yo que he trabajado duro
gracias a las tierras y al agua que tenemos, soy orgullosa de sacar a mis 5
hijos adelante, estoy educándolos gracias a mis tierras”.
Emperatriz afirma
también que ella y todas las mujeres de su comunidad reconocen el valor
milenario de su comunidad “como personas y como mujeres valoramos nuestras
tierras, lo que nos han dejado nuestros ancestros y por eso cuidamos a capa y
espada lo que nos han dejado”, dice y sus palabras adquieren un tono de respeto
como una reafirmación del vínculo con sus antepasados.
Pese al duro trabajo
diario que implica levantarse desde muy temprano para las labores del campo y
la atención de sus cinco hijos, Emperatriz lleva 27 años participando
activamente como lideresa de su comunidad. Cuando le consultamos desde cuándo
empezó a participar en las asambleas y hacerse escuchar, hace una pausa y nos dice
con satisfacción que desde que tenía 20 años su participación se hizo activa y
desde entonces no ha parado “yo como persona mi comunidad me acepta, me
reclama, me elige y yo me siento feliz representando a mi comunidad y a mis
mujeres huancabambinas comuneras. La mujer huancabambina de Segunda y Cajas le
gusta participar abiertamente”.
Este 08 de marzo
Emperatriz representará a la mujer comunera de su comunidad y de Huancabamba en
un acto de reconocimiento por el Día internacional de la Mujer, que se realizará
en Piura. Antes de despedirse de nosotros nos hace la invitación de ir a
Segunda y Cajas, de conocer en el lugar como es la vida de la comunidad como
una manera de entender y comprender por qué ese vínculo con su territorio es
más que económica y social, sino que tiene profundas raíces culturales y que es
algo que espera transmitir a sus hijos y las generaciones futuras.
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