Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

martes, 19 de abril de 2011

¿A QUÉ FUTURO NOS ACERCAMOS?

Por: Henry Córdova Bran
Cercanos al segundo centenario de nuestra era Republicana, el Perú vive una coyuntura política especial marcada por las presentes elecciones generales para elegir al próximo inquilino de la Casa de Gobierno. Tras los resultados de la primera vuelta se ha vivido en estos días un clima donde la confusión, el racismo y la intolerancia han mostrado sus peores rostros. La interrogante que se abre es ¿qué futuro nos espera?
La respuesta es mucho menos apocalíptica y terminal de la que se ha venido afirmando, pero sí nos obliga a generar actos de reflexión sobre el rumbo que debe tomar nuestro país. Actos de reflexión objetivos y reales sin los apasionamientos originados por los medios de comunicación más mediáticos, pero que están demostrando una gran irresponsabilidad en la educación política de la ciudadanía.
Las reacciones que se han desatado tras los resultados de las elecciones no pueden justificarse cuando muchas de ellas llevan implícita una posición racista. Calificar a quienes optaron por una de las dos opciones que pasaron a segunda vuelta de ignorantes, sólo desnuda una intolerancia de quienes desconocen a un Perú más allá de los centros que han sido beneficiados por el crecimiento pero que no son la mayoría en el país, pero sí los más visibles en los medios de comunicaciones y en este nuevo fenómeno de las redes sociales.
La democracia en el Perú no sólo existe para quienes tienen acceso a participar en los medios de comunicación de alcance nacional o para quienes acceden a las redes sociales que parecen haberse convertido en un medidor del ánimo político de nuestra sociedad. La democracia también existe para la gran mayoría de peruanos y peruanas que no acceden a los espacios de opinión, que no llegan a ser escuchados pero que han expresado en las urnas el descontento por ese sistema que niega su existencia y el deseo de cambio por un país con más oportunidades y de inclusión en el reparto de los beneficios del crecimiento.
Una lectura de la primera vuelta
A las 4 de la tarde del domingo 10 de abril los peruanos y peruanas estábamos atentos a los resultados de boca de urna que distintas encuestadoras daban a través de los canales de televisión. Ollanta Humala y Keiko Fujimori recibían los dos mayores respaldos de la ciudadanía y pasaban a la segunda vuelta. No vamos a hablar aquí de las reacciones que se produjeron tras la constatación de estos resultados, reacciones en muchos casos desproporcionados por parte de la “prensa oficial” que merecen un artículo aparte sobre la naturaleza actual de los medios de comunicación y de la Prensa en el Perú.
Pero sí vamos a intentar dar una lectura sobre los resultados del 10 de abril. Evidentemente lo primero que uno deduce es la intención de un cambio que es el pedido mayoritario en el país. Este pedido no es de ahora, se viene diciendo hace muchos años ya. Se gestó en la marcha de las 4 suyos para derrotar a la dictadura fujimontesinista y ha tenido diferentes expresiones durante la última década. Y tiene que ver con la visibilización de un Perú que nos hemos seguido negando a atender durante toda nuestra vida republicana. Durante el último gobierno especialmente se han hecho cada vez más presentes en la política nacional. La política del Perro del Hortelano promovida por el presidente García, contrariamente a lo que él quería, no logró el objetivo de afianzar el modelo económico neoliberal hasta el punto de concesionar todo lo que se pueda aunque eso implique ir contra el cuidado ambiental o los derechos de los pueblos originarios y comunidades campesinas y nativas.
Si algo logró el presidente García con su política, fue generar una fuerte corriente de resistencia y de rechazo al modelo imperante y el cuestionamiento a las fallas de nuestra débil democracia poco inclusiva y representativa de las mayorías condenadas a la falta de oportunidades. Eso es lo que  se ha traducido en la victoria de Ollanta Humala a pesar de lo desmedidos ataques de una derecha peruana que ha mostrado su carácter poco democrático e intolerante a los cambios que el país exige.
El pase a la segunda vuelta de Keiko responde más bien a esa nostalgia por el asistencialismo en el que el fujimorismo se apoyó durante los 90 y que lo hizo popular entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Aunque el asistencialismo no es la vía para el desarrollo, si da la sensación de presencia del Estado, en este caso un Estado paternalista, y presencia del Estado es lo que reclaman también muchos sectores sociales en nuestro país.
Cambio sí, pero ¿hacia dónde?
La mayoría de los medios de comunicación nos está presentando la segunda vuelta como una verdadera catástrofe política y eso no es del todo cierto. Es más bien la confrontación entre dos maneras distintas de ver el manejo de un país aunque coincidan en algo: más presencia del Estado.
Para Humala esta presencia del Estado significa mayor participación en la promoción del desarrollo, y mayor participación en las actividades productivas y en la política fiscal para generar una mejor redistribución de la riqueza. Para el fujimorismo es la figura del Estado paternalista.
Sin embargo se presentan también disyuntivas sobre las que hay que zanjar posiciones claras. El fujimorismo al que representa Keiko Fujimori no ha zanjado de manera categórica con el periodo de dictadura que vivimos los peruanos en la década de los 90, lo que se hace notorio al ver quienes acompañan a la señora Fujimori, muchos de ellos que avalaron el autogolpe del 5 de abril de 1992 y la presencia de Montesinos durante tantos años en el gobierno.
El cambio que el Perú reclama debe realizarse en democracia. Teniendo clara la deuda que tenemos para construir un país inclusivo donde sucesos como el “baguazo” sean solo un mal recuerdo de que la Democracia no puede existir mientras los beneficios del crecimiento no nos ayuden a salir todos juntos del subdesarrollo y la pobreza.

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