Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

martes, 2 de octubre de 2012

Imágenes de la sociedad peruana: PATAS ARRIBA

Por: Henry Córdova Bran (27 de septiembre del 2012)

El Perú es un país de contradicciones, donde llueve hacia arriba, dónde ganan los que pierden, donde los sedientos desprecian el agua, la educación desprecia la cultura, la basura es alimento (nutricional y cultural), los jóvenes pierden la memoria, el progreso es una mezcla de endeudamiento colectivo, violencia y miseria social. ¡Alegrémonos!, no somos un país raro, somos parte de ese mundo que Galeano dice que está Patas Arriba.

El Perú es, pues, como dijo César Hildebrandt, una exquisitez para los sociólogos. Nos hemos convertido en parte de ese concierto mundial que interpreta la misma partitura que suena mal, suena a crisis. Es cierto que el Perú es una historia y una suma de procesos contradictorios: la independencia que debió traernos la República liberal resultó generando una República de criollos, terratenientes y burguesía incipiente en medio de un sistema en el que convivieron los rezagos del feudalismo colonial y el incipiente capitalismo. Años después, la guerra con Chile, que demandaba la unidad nacional frente al invasor, la clase política se envolvió en una guerra civil interna y tuvo como pasaje nefasto la cobarde traición del presidente Prado que huyó a Europa en medio de la crisis. El siglo XX trajo consigo sus propias contradicciones. Sucesivos gobiernos que enriquecieron al capital extranjero –y se enriquecieron ellos- en desmedro de las clases populares, campesinos y obreros; la mitad del siglo nos sorprendió con el “estado de convivencia” entre el aprismo, Odría y Prado, enemigos políticos en años anteriores; al final del siglo la búsqueda de la justicia social nos llevó hacia la destrucción armada y luego impusimos la “paz” con violencia de Estado. Fujimori fue finalmente, y es quizás aún, nuestra más grande contradicción. Somos pues una historia de contradicciones.

Imágenes de la realidad peruana actual

Y así con toda nuestra carga de contradicciones hemos llegado al siglo XXI. Y aquí tenemos pues, una democracia sin partidos políticos serios, sin institucionalidad, efervescencia electoral y adormecimiento participativo en los asuntos de gobierno. El Perú avanza nos repitieron en señal abierta y en paredes pintadas, lo que no nos dijeron es hacia dónde.

La realidad nacional nos enrostra diariamente esta sensación de andar patas arriba. Las fuerzas populares y sectores de izquierda ganaron una elección en alianza con el nacionalismo –o el Humalismo, si cabe una definición más rigurosa- y luego de ganadas las elecciones el Humalismo llevó al gobierno a los sectores que perdieron la elección y allí están manteniendo un continuismo que fue derrotado en la propia arena de la democracia liberal: el sufragio. Los que fueron parte de la alianza son ahora oposición. Parece esto una ficción urdida en el ingenio exquisito y provocador de Borges.

Los conflictos del gobierno, no se dan en un enfrentamiento contra quienes quisieron a toda costa impedir el triunfo electoral de Ollanta Humala: la derecha, el fujimorismo, los medios masivos de comunicación, la CONFIEP. El gobierno tiene conflictos con quienes apoyaron su candidatura: sectores rurales, gremios, sindicatos y hasta con quienes defendieron legalmente en su momento a Humala, es decir, la Defensoría del Pueblo. Me peleo con quien me acompañó y me junto con quien me quiso destruir. ¿Tiene lógica verdad?

Y aquí tenemos a dos políticos que ganaron una elección: Ollanta Humala y Gregorio Santos. Uno es presidente de la República y el otro presidente regional. Ambos candidatos prometieron en sus respectivas campañas una cosa: respeto a la voluntad de las comunidades campesinas y que defenderían el agua frente al riesgo que suponen las actividades mineras en los ecosistemas de alta montaña. Resulta que ahora en la opinión pública es premiado quien desdice esa promesa en aras de la “democracia” y es condenado quien honra una promesa electoral. Más allá de simpatías y afinidades políticas, el mensaje en el Perú de las patas arriba es que se premia la palabra no honrada y se condena el cumplimiento de las promesas.

Luego llegan las operaciones militares en la zona del VRAEM y en una espectacular movilización intervienen en el poblado rural de Ranrapata a campesinos locales asumiendo que es un campamento terrorista. El resultado de la operación es una niña muerta y una madre detenida junto a sus dos hijos –la niña muerta, Zorayda, es su hija también- Los detenidos son llevados a Lima y los niños son separados de su madre. El gobierno moviliza a la prensa y la Primera dama, Nadine Heredia, presenta a los niños como pequeños pioneritos de Sendero Luminoso y a la madre como terrorista. Luego se sabe que eso no es correcto y que los niños no son pioneritos y que si hubo un secuestro este lo hizo el Estado. Lo grave del tema es que no es la primera vez que pasa, en el operativo del mes de julio en el que se presentaron a 11 niños rescatados tampoco lo eran y sin las luces de la prensa que cubren los espectaculares rescates, el Estado debe devolver a los pequeños a sus padres. Aquí se llaman rescatados a quienes están siendo secuestrados. ¿Quién nos explica esto?

Finalmente en este país los jóvenes no son quienes más lucidamente hacen memoria histórica de su país. Aquí muchos jóvenes que quieren ver cambios en la sociedad creen que Sendero Luminoso no ocasionó el mayor derramamiento de sangre a fines del siglo pasado, y se suman al MOVADEF a defender lo indefendible, y del otro lado de la arena política los jóvenes de clase alta no saben que en el Perú la derecha, sus padres, abuelos y tatarabuelos, provocaron que este caldo de cultivo que fue Sendero Luminoso se encendiera. La juventud no tiene memoria ni historia pues, eso es para viejos. Vaya contradicción.

¿Será que en el Perú las cosas funcionan al revés? O será que simplemente debemos cerrar los ojos y repetir la letra de aquella canción de Fito y Los Fitipaldis “será que el mundo está al revés o seré yo el que está cabeza abajo”

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