Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

miércoles, 10 de junio de 2015

PAÍS PREVISIBLE

Por: Henry Córdova Bran

Hace algunas semanas, Mario Vargas Llosa escribió una columna a la que tituló “País Imprevisible”, en referencia al Perú. La razón de ese calificativo del Nobel era la diferencia que había entre la percepción de país exitoso que se tiene del Perú en el extranjero y la convulsión social que se vive en el Perú. Por el contrario creemos que el Perú es un país bastante previsible.

Vargas Llosa acude a una conferencia económica dedicada a América Latina organizada por el City Bank en Estados Unidos. En ella, el Nobel escucha con agrado que alrededor de 300 personas entre empresarios, banqueros y analistas ven con buenos ojos al Perú “La verdad es que nunca, desde que tengo memoria, la imagen de mi país ha sido tan positiva en el resto del mundo.” Dice el Nobel emocionado y atribuye esta buena opinión al funcionamiento de la democracia desde la caída de Fujimori, a la operatividad de las instituciones sin mayores trabas, al crecimiento de la economía, la reducción de la pobreza y la catalogación como destino atractivo para la inversión extranjera.

Luego Vargas Llosa afirma que esta percepción contrasta con lo que se vive al interior del país y trata de explicarse “semejante incongruencia entre la imagen externa y la interna del país”. El Nobel prefiere afirmar que el Perú es el que ven desde afuera y que goza de un “consenso nacional” mientras que el otro Perú es uno que se intenta quebrar por “grupúsculos insignificantes”. Esta incongruencia hace del Perú un país imprevisible para Vargas Llosa; sin embargo hace mucho tiempo que el Perú es un país previsible, hace tiempo que el Perú visto de afuera es una construcción del Marketing, somos una marca pues, y es un cuento del país que está a punto de entrar a la OCDE. Visto por dentro, el Perú es previsible. El Perú pasó por el siglo XX e ingresó al XXI sin resolver su promesa peruana pendiente y por eso no nos extraña que los males por los que nos matamos hoy sean los mismos por los que nos matamos hace décadas. Somos pues, repetitivos, previsibles en suma.

El Perú desde adentro

Dice Vargas Llosa que nuestra democracia funciona. Debe referirse a aquella que nos obliga  ir cada 5 años a elegir un presidente y algunos congresistas. Aquella en la que uno vota por un candidato que prometió un programa que aplicaría al ser gobierno, en caso la mayoría así lo decida. Esa que hizo que alrededor del 80% en todo el sur votara por Humala en el 2011 por la promesa de la gran transformación. ¿Qué importa que luego el candidato convertido en presidente gobierne con el programa de los que perdieron –porque todos los demás tenían el mismo programa de continuidad- y traicione a sus votantes? La democracia es elección libre. Nuestra democracia se ha vuelto previsible desde el 2000 tras la caída de Fujimori; es decir, votamos en mayoría por un cambio, por un modelo económico contrario al neoliberalismo, el ganador traiciona la palabra empeñada en campaña y la CONFIEP marca la pauta, todo sigue igual. No señor Vargas Llosa, esa democracia no funciona, crea una ola de indignación que crece cada vez más, porque la palabra en el Perú debe dejar de ser la mentira hecha para el mitin. La democracia no puede estar representada por un señor que va a Islay como candidato y promete respetar la decisión de los pobladores y como presidente busca imponer un proyecto minero a sangre y fuego y ni siquiera se atreve a dar la cara a esa población que lo eligió. Si esa es la democracia que funciona yo aquí me bajo.

Desgraciadamente en el Perú los conflictos sociales son previsibles y las vidas que se pierden en ellas también. Es el drama mayúsculo de toda nuestra historia republicana. Siempre es por lo mismo y siempre los mismos actores. Basta leer las novelas de Arguedas, de Scorza, de Ciro Alegría, Basta echar una mirada a los textos de Gonzáles Prada, de Mariátegui, de Basadre. Nos repetimos con un parecido que espanta. Nos repetimos en Rancas, en Bagua, en Islay. Siempre lo mismo, una transnacional invirtiendo para explotar un territorio habitado por comunidades, ciudadanos contrarios a esa explotación y un Gobierno que toma partido por la empresa. Humala parece el Subprefecto Llerena de Todas Las Sangres, la tan actual novela de Arguedas, La Southern es la Wizther Bozart, y allí están las fuerzas del orden a sueldo por las empresas enviadas a reprimir a quienes se opongan, y allí están los campesinos muertos, los Rendón Wilka que se levantan y mueren, los obreros en huelga, los estudiantes golpeados. Amamos la repetición, la derecha económica en el Perú cree que somos una industria cinematográfica en la que sólo se permiten los remakes. Y eso también cansa, también genera indignación señor Vargas Llosa y no de “grupúsculos insignificantes” como usted los llama, sino del Perú que usted dejó de ver hace tantas décadas. Pero hasta eso en usted era previsible.

Cómo no vamos a ser un país previsible si la defensoría del Pueblo nos dice a cada rato que alrededor del 70% de conflictos que tiene el Perú es de origen socioambiental y hasta ahora somos incapaces de tener una Ley de Ordenamiento Territorial que nos diga que podemos hacer y dónde. Esta ley hace tiempo que está bloqueada por intereses que presionan al interior del Congreso de la República. En el Congreso somos previsibles hasta el aburrimiento, las leyes se aprueban o no se aprueban, no teniendo en cuenta los derechos de las mayorías, sino la ganancia de quienes hacen los grandes negocios. Y allí descansan encarpetados los reglamentos de ley como el de alimentación saludable que confronta la salud pública con la industria de alimentos.

Somos un país previsible señor Vargas Llosa. Y lo somos porque los dueños del Perú son los mismos que manejaban el libreto de país exportador de materias primas y esperamos a que nos llegue una ola de buenos precios por el guano, por el caucho o los minerales, y lo somos porque cuando la ola llega allí están los políticos de siempre, los mismos apellidos, los felipillos que se reencarnan y traicionan.

Pero quizás al final llegue a tener razón y la ola de indignación haga lo imprevisible en el Perú. Que surja una fuerza de cambio que combine hartazgo con jóvenes inteligencias, porque el Perú necesita el concurso de hombres y mujeres notables para conseguir lo que no está previsto para el 2016.

viernes, 23 de enero de 2015

Hugo Blanco: “SI ARGUEDAS VIVIERA AHORA NO SE SUICIDARÍA”

Por: Henry Córdova Bran

El 18 de enero último se cumplieron 104 años del nacimiento de José María Arguedas. En razón de este aniversario reproducimos a continuación parte de una entrevista que le hiciéramos a Hugo Blanco con motivo de la COP 20 en diciembre pasado. Antes de finalizar esa entrevista con el mítico guerrillero de los años 60 hablamos sobre la peculiar relación epistolar que desarrolló con el Amauta Arguedas  cuando estaba preso en El Frontón.

Desde hace un tiempo pareciera que hay una revalorización de la imagen de Arguedas en la cultura nacional y en el pensamiento nacional

Bueno yo creo que una de las razones por las que se suicidó Arguedas, es lo que yo creo, es que él en Chimbote vio como los Quechuas se desquechuizaban y por eso no termina su novela “El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo” porque el vio que se iba a  extinguir la cultura Quechua, creo que si el viviera ahora no se suicidaría porque hay un renacimiento del Quechua, cada vez hay menos gente que se siente mal por apellidarse Quispe o Huamán, ¿por qué? porque hay un renacimiento del orgullo indígena en el mundo. Yo me sentí feliz cuando vi en París que la revista de Los Verdes se llamaba Pachamama, eso es un poco de injusticia porque no solo los quechuas defienden la naturaleza sino todos los indígenas del mundo. El indígena considera que la naturaleza es su madre, de cualquier parte del mundo Perú, México, Australia, del Norte de Europa. Creo que no es una cuestión étnica, yo no pertenezco a la misma rama étnica que los africanos pero tenemos el mismo pensamiento. Arguedas veía así el mundo pero sentía que ese mundo indígena estaba decayendo, ahora porqué digo que no se suicidaría, porque, esa defensa de la naturaleza que hacen los indígenas del mundo es respetada por los llamados eco socialistas.

¿Esa defensa es la que lo emocionó cuando ustedes se levantaron en la Convención?

Claro, por ejemplo, el movimiento “Idle no more” en Canadá es el que encabeza la defensa de la naturaleza y en todas partes del mundo vemos que los indígenas se levantan. Por ejemplo el Bulling que es el producto de la educación civilizada que recibimos ahora, el “piensa en ti y en nadie más”, un individualismo tremendo que es el súper egoísmo. Pero, por ejemplo, en Sudáfrica un antropólogo puso frutas y dulces al pie de un árbol y les dijo a unos niños “corran el que llega primero se gana todo” pero los niños se cogieron de las manos y corrieron juntos, allí no hay bulling pues. Cuando el antropólogo dijo “pero porque no compitieron uno pudo llevarse todo” los niños le respondieron “porque si uno de nosotros se queda sin comer todos lloramos”.
Eso mismo lo tenemos nosotros, los más salvajes. A mí no me molesta que me digan salvaje porque salvaje significa no domesticado. La épica indígena es lo que nos lleva a defender la naturaleza, a los indígenas de todo el mundo, por eso digo que ahora no se suicidaría.

¿Cómo fue su relación con Arguedas cuando usted estaba en la cárcel?

Bueno personalmente no lo conocí, como estábamos en el frontón y muchos compañeros no teníamos familiares, las visitas eran colectivas; entonces Sybila de Arguedas visitaba a un compañero del centro que estaba preso en Lima y como eran colectivas las visitas, Sybila me conoció y le informó a José María,;entonces él me mandó su novela “Todas las Sangres” con una corta dedicatoria en castellano y tuvo la gentileza de corregir los errores de imprenta. Y Sybila me dijo, “te ha dedicado esto pero quería dedicarte en Quechua pero se chupó”, entonces le escribí una carta en Quechua “como nos vamos a avergonzar de hablar nuestra lengua” y le dije mucho, que yo lo respetaba mucho, y él recibió la carta y Vidales que estuvo con él ese día, contó que toda la noche estuvo caminando y no dormía y dijo “ese si es un verdadero indio” entonces me escribió una respuesta en Quechua también y le pidió a Sybila que me pidiera permiso para publicar mi carta y bueno yo dije lo que sentía en mi corazón eso es lo que he escrito pero si quiere publicarla no tengo nada en contra; entonces la tradujo y la publicó, ¡ah! y me pidió permiso para visitarme, pero yo le dije que no, que no era un ambiente como para  encontrarnos, bueno y después me arrepentí porque por visitarme tal vez no se hubiera suicidado.

Bueno le escribí una segunda carta y le escribí un cuento en el que relato la verdad de un dirigente indígena, “El Maestro” se titula ese cuento de un dirigente indígena que conocí de joven y le cuento de él y dijo él (Arguedas) “bueno esta carta la voy a  leer el lunes”  y se mató el viernes ¿no?


Bueno luego Sybila vino para que le tradujera el cuento. Esa fue la relación que yo tuve con Arguedas.


Es lo último que dice Hugo Blanco mientras mira con esa mirada tan larga con la que se mira al pasado, y al mirarlo quiero creerle que lo que dice es cierto, que si Arguedas viviera ahora no se suicidaría. Entonces, nos tocará reivindicar esa esperanza. 

martes, 6 de enero de 2015

¿Por qué rechazar la Ley que niega derechos laborales a los jóvenes? EL “CHOLO BARATO” Y EL CAPITALISMO SALVAJE

Por: Henry Córdova Bran

El Gobierno de Ollanta Humala ha dado un paso más en su distanciamiento con el pueblo que lo eligió y con el programa de gobierno por el que fue elegido. La promulgación de la “Ley N° 30288 que promueve el acceso de jóvenes al mercado laboral  y a la protección social” es parte de una serie de medidas económicas que nada tienen que ver con la “Gran Transformación” o la “hoja de ruta”, sino con una agresiva ofensiva de las recetas más duras del neoliberalismo y la política económica iniciada en el primer gobierno de Fujimori.

Vayamos por partes y revisemos por qué el gobierno da esta Ley y la defiende tanto.

El Capitalismo Salvaje y la presión de la CONFIEP

 Ya hemos afirmado en más de un artículo anterior que el gobierno que prometió cambiar el rumbo del país desistió en sus intenciones frente a, vaya uno a saber, presiones o amenazas de inestabilidad económica, política y social del ala más dura de derecha peruana. Para esto la derecha tiene el poder económico y el aparato mediático a su disposición.

Pero la derecha sacó lecciones del 2011, sabe que en el Perú hay una acumulación de fuerzas sociales, que, aunque dispersas, son capaces de arrebatarles una contienda electoral. No están dispuestos a correr ese riesgo otra vez, el fantasma de la “Gran Transformación”  les acecha, “la Promesa Peruana Pendiente” les suena mal. Y aunque todo apunta a que en las elecciones del 2016 la derecha tiene la mesa servida, saben que en el Perú, al que Hildebrandt llamó “una exquisitez para los sociólogos”, cualquier cosa puede pasar.

A esto obedece una ofensiva radical de la derecha económica peruana desatada en el 2014. Cuatro paquetes económicos en un año, medidas para reactivar la economía con las recetas más duras del manual del neoliberalismo, no importa si implica ataques contra los cuidados medioambientales, contra el patrimonio histórico, contra la salud, mucho menos contra los derechos de los trabajadores; capitalismo salvaje, receta única y santificada por Castilla primero y por Segura después.

Y al cerrar el año en una operación maratónica, el MEF envía este proyecto de Ley, lo discuten con una celeridad pocas veces vista entre las comisiones de Economía y de Trabajo del Congreso de la República y el Pleno con la “eficiencia” acostumbrada lo aprueba. Finalmente el presidente firma la Ley y la Promulga, todo en tiempo record. En diferentes debates acerca de la Ley se ha dicho que quien más gana con este régimen es el empleador, el empresario, en desmérito del trabajador, primero, a quienes les anula derechos laborales (si son jóvenes de 18 a 24 años) y los entrega a una competencia diferenciada y en desventaja dado su precio más elevado por su fuerza de trabajo (para quienes tienen 25 años a más); y en desmérito también del Estado que asume costos que afectarán al fisco. Es válido preguntarnos entonces si tanta celeridad en la aprobación de la Ley se debe a una presión del sector empresarial por tener mejores condiciones de inversión.

El fundamento de la Ley responde a la lógica neoliberal de cómo enfrentar los periodos de crisis en una economía. Aun cuando la crisis es provocada por el propio modelo económico, es decir el capitalismo. Según esa lógica, para reactivar la economía se deben reducir los costos laborales y otras trabas a la inversión. Lo que está haciendo el gobierno es darle la razón a esta lógica y la está respaldando con una serie de medidas económicas entre las que se encuentra esta  Ley.

¿Por qué oponerse a esta Ley?

En principio porque es una receta que no cura al enfermo (la economía) sino que favorece al vendedor del medicamento (la clase empresarial) a costa de los trabajadores y del propio Estado, como hemos dicho. Por otra parte no podemos permitir, como sociedad, aceptar que el Estado legalice un régimen de trabajo sin beneficios laborales, que ya existe en el mercado informal, bajo  la excusa que de esta manera se reducirá la informalidad en el país, cosa que ha sido desmentida por economistas como Jorge Gonzáles Izquierdo, refiriéndose a medidas similares que se dieron en los gobiernos de Toledo y García (que por cierto se suman ahora al carro de la protesta junto con otros políticos de derecha como PPK o Keiko y que sin embargo harían esto y más con los derechos de los trabajadores); y que los resultados muestran que no se produce un efecto en la reducción de la informalidad.

Finalmente no podemos permitir que el Estado de esta clase de mensajes a nuestros jóvenes, es como decirles que para solucionar las fallas del modelo económico deben aceptar el sacrificio de relegar sus derechos laborales y aceptar que se les hace un favor al pretender emplearlos de esta manera. La economía debe buscar otras alternativas para solucionar las fallas del modelo económico actual y ese reto debe ser asumido precisamente por esta generación que frente a la protesta por sus derechos dé el salto a debatir los cimientos de este modelo y cuestionarlo para presentar una propuesta alternativa.

Pareciera que la derecha peruana quiere, a puertas de nuevas contiendas electorales, desmoralizar a los sectores sociales. Y nada desmoraliza más a los trabajadores que el trabajo precario. En su libro “El Horror Económico” Viviane Forrester analiza como el modelo económico condena a millones de personas al desempleo y advierte que el poder económico busca crear una sensación de resignación en los trabajadores al avergonzarse de su condición con el fin de aceptar luego cualquier tipo de régimen laboral “Porque nada debilita ni paraliza tanto como la vergüenza. Ella altera al individuo hasta la raíz, agota las energías, admite cualquier despojo, convierte a quienes la sufren en presa de otros; de ahí el interés del poder en recurrir a ella e imponerla. La vergüenza permite imponer la ley sin hallar oposición y violarla sin temer la protesta. Genera el impasse, paraliza cualquier resistencia, impide rechazar, desmitificar, enfrentar la situación. Distrae de todo aquello que permitiría rechazar el oprobio y exigir un ajuste de cuentas político con el presente. Más aún, permite explotar esta resignación así como el pánico virulento que ella misma ayuda a crear” sentencia Forrester. Afortunadamente los jóvenes no parecen resignarse, todo lo contrario, se movilizan y se organizan y quizás algo bueno estemos sacando de todo esto, ver toda una generación buscando conquistar el cielo y las estrellas por asalto.