Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

martes, 28 de febrero de 2017

FAITE, O LA INDESTRUCTIBLE CASA DE LAS HISTORIAS DE CRONWEL JARA

Frente al espejo transcurre esta historia, y frente al espejo un hombre pone todo el temple de su carácter mientras se afeita una  y otra vez como si siempre quisiera estar listo para algo que vendrá.

A este universo del barrio retablitos nos invita a ingresar don Cronwel Jara, para revivir nuevamente ese inagotable campo de posibilidades en los que ha convertido cada una de sus historias desde la celebrada Montacerdos hasta sus últimas entregas como son los cuentos Dos cristos, La reina de las cucarachas y Puma.

En Faite, el maestro Cronwel Jara pone toda su sapiencia de creador. Pareciera que el mundo que rodea a Faite existe gracias a él y a su carácter de bacán y de filósofo que vive entre los puercos y demás animales que conviven con él en su palacio, aunque por su fachada sólo sea una choza de junto al río a punto de caerse como todas las demás casas del barrio. En ese riz raz pausado con el que Faite se rasura una y otra vez, como una manera de sostener su mundo que se desvanece, parece sostenerse también el ritmo de la novela.

Cronwel jara es uno de los narradores más celebrados en el país. No por casualidad he tenido la ocasión de conocer, en este largo camino que se abre en la literatura, jóvenes de territorios tan separados como mi amigo Paul Orlando Vera en Huamachuco o Hugo Velasco en Huancayo que me han compartido sus emociones, en gratas conversaciones literarias, hacia la prosa de nuestro escritor piurano.  

Al maestro  Cronwel Jara lo conoci en Piura hace ya unos años cuando apenas cursaba el último año de periodismo en la Universidad Nacional de Piura, y los escritores Houdini Guerrero y Lúber Ipanaqué propiciaron un anhelo que tenia de entrevistar al maestro para la publicación dominical del diario El Tiempo de Piura. Como no podía ser de otra forma, Cronwel, con el tino y la amabilidad de siempre, aceptó la entrevista, siempre y cuando nos sentemos a una mesa piuranisima con ceviche y buena chicha que él mismo financió. De tal manera que entendí que una entrevista tradicional estaba de más en esa mesa, y me dispuse a dejar que la conversación transcurra alrededor de temas literarios, recuerdos de una Piura empecinada en seguir cambiando y tuve la precaución de encender la grabadora de cassette que todavía usábamos en ese entonces, y lo que tuve fue una sabrosa crónica que el diario publicó con mucho agrado.

Así
es Cronwel Jara. Y con toda esa naturalidad crea las historias que como en Faite nos llevan a sumergirnos en un mundo de posibilidades, en el que la realidad y la imaginación se combinan para crear el universo del barrio retablitos, un típico barrio limeño de los extramuros, como diría Verástegui, enclavado en el distrito del Rímac y que padece las consecuencias de haberse erigido a las laderas del río. El mundo se cae alrededor de Faite, una a una las casas se desploman ante su despreocupada mirada y la inquietud de su sobrino que lo acompaña y que su madre dejó a su cuidado -y que además es quien narra la historia-. Aquí Cronwel Jara vuelve a trabajar sobre un tópico que nos remonta a Montacerdos, una especie de fábula social para mostrar en primer plano una realidad que padecen miles de personas que viven en barrios muy parecidos a retablitos. Una realidad que el propio maestro Cronwel Jara conoció desde su niñez. En Faite esta realidad social se eleva a la categoría de mito de la mano de su personaje y de sus amigos animales.

Faite es un personaje fantástico. Los personajes inolvidables logran fijar en el tiempo una novela inolvidable. Y en este caso Faite es el bacán del barrio, con él nadie se mete porque puede doblegar hasta un león, el más fiero del circo o a cualquiera de los matarifes de los otros barrios. Sin embargo, Faite no es solo el tipo bacán que sabe pelear mejor que nadie con su navaja en la mano, Faite es el tipo duro que tiene un código de principios muy propio, en esto entra en el grupo de personajes similares a Pascual Duarte de Camilo José de Cela o al Capitán Alatriste de Perez Reverte.

Así es el personaje que nos ha regalado Cronwel Jara, y Faite no es solo peleador, es también poeta y Filósofo, rescatando una vez más la filosofía para el conocimiento popular, es decir la sabiduría. El autor aquí parece recordarnos que la sabiduría también podemos hallarla observando los elementos de la naturaleza, Faite ha cultivado la lectura y se nutre de la literatura, pero eso no lo hace desatender las lecciones de la vida misma, del día a día, al punto que busca en la sabiduría de sus gallos el aprendizaje que necesita para templar su carácter y observa, constantemente observa. Una escena que pone de manifiesto la sabiduría de Faite es cuando escucha a su sobrino lamentarse y comparar su vida con la de una pepa de palta que halló en el camino y que todo el mundo patea, ante lo cual Faite le increpa: "-mejor recoge esa pepa y siémbrala- ... - siémbrala y verás como te crece un árbol- ... -cuando hallaste esa pepa, hallaste una clave para tu vida. ¿No te has dado cuenta? Ella es tu símbolo. Siémbrala y al hacerlo será como sembrarte a ti mismo. Entonces serás un árbol y darás muchos frutos". Remata Faite.
Pero también es el protector de los débiles del barrio y el guía de su sobrino que ve en él su arquetipo a seguir. Faite es el que todos quisiéramos ser, pero cuya vida quizá nadie resistiría tener.

A este personaje el maestro Crowel Jara le construye un universo propio. Un universo que a estas alturas ya podemos empezar a llamar exclusivo de la mano del autor, no parecido a otros que hayamos leído. Los personajes que componen ese universo nuevamente nos presentan esa combinación mágico-realista; y allí están el cerdo Sir Apolonio, filósofo también, y el Chivillo arrocero que desde los aires es los ojos de Faite, o los gallos Arquímedes, el tuerto y Euclides, el de las espuelas perfectas -descripción casi homérica para ambos-; también la presencia de Raquel, la gitana eternamente enamorada de Faite y que vive en una botella como una genio. Personajes que desarrollan los temas literarios de todos los tiempos. Amor y odio, miedo y esperanza, venganzas y lealtades puestas a prueba, la bondad y el rechazo; los temas son inagotables en Faite, pero finalmente que espera Faite día tras día, con ese riz raz que afeita su rostro casi hasta la locura.

Faite es también una historia de amor, del amor como espera. Faite espera a la Duquesa, la Cajabambina de ojos azules a quien ha consagrado su paciencia y para ella tocará su clavecín imaginario junto a la ventana, y parece que esperarla sostiene a Faite y su casa se sostiene en esa voluntad; y esa también llega a ser una metáfora que enriquece la novela y que Faite nos otorga, como si nos dijera que vasta la voluntad para sostener el universo que te rodea, aunque todo alrededor se desvanece. En esa espera podemos entender ese riz raz que enajena a Faite del resto. Sólo cuando esa esperanza se vea amenazada la casa de Faite entonces llegue a perder la voluntad de su fuerza.

Novela de un aliento intenso de principio a fin. Houdini Guerrero me confesó haber leído, antes de su publicación, hasta cuatro finales distintos de Faite, lo que nos da cuenta de las posibilidades narrativas de Cronwel Jara. Finalmente, y por esas cosas del destino Faite resulta siendo un reflejo mismo del autor, una alegoría de un momento difícil de su vida en el que tiene que recurrir a lo más hondo de su voluntad, a ese riz raz que en su caso no parece provenir de una navaja de afeitar, sino de su vocación de creador de mundos y de historias, porque para el Faite Cronwel Jara, lo bacán se lo da la literatura y la casa de sus historias es indestructible.

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