Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

jueves, 11 de enero de 2018

UN GABINETE SIN LUJO, PARCHADO Y QUE NO RECONCILIA

Por: Henry Córdova Bran

Pedro Pablo Kuczynski y Mercedes Aráoz demoraron dieciséis días en cubrir los espacios que quedaron vacíos en su gabinete tras el pacto de impunidad que selló con el fujimorismo y que se materializó en el irregular indulto concedido al dictador Alberto Fujimori. El resultado es un gabinete sin brillos para un gobierno desprestigiado y que parece ir a ninguna parte.

El presidente Kuczynski anunció la conformación de un Gabinete de reconciliación luego de presionar el botón que volvió a polarizar el país. No contento con abrir una caja de pandora con el indulto al dictador Alberto Fujimori, sacó de la manga una designación oficial para el presente año como el “Año del diálogo y la reconciliación nacional” que cayó como una broma de mal gusto entre sectores de la ciudadanía, empezando por las víctimas de la dictadura. Cada vez está peor asesorado el presidente Kuczynski. Llama año del diálogo después de no haber recibido ni conversado con los familiares de los hombres y mujeres asesinados por la dictadura fujimorista. Llama año del diálogo después que se conocen las versiones de conversaciones que el presidente sostuvo con sus propios colaboradores como Pedro Cateriano, periodistas como Gustavo Gorriti y sus propios ex parlamentarios y les mintió sobre su decisión de indultar a Fujimori. Han llamado mentiroso al presidente y el quiere dialogar ¿Quién podría creer en su palabra?

Ha llamado a la reconciliación el presidente, pero sus gestos son de afrenta. Su gobierno insulta a la memoria de los peruanos y peruanas que sufrieron la dictadura. La reconciliación en el Perú no puede suprimir la justicia. Habla de reconciliación el presidente y sin embargo se atreve a desconocer una de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación que en el literal f menciona precisamente “exhortar a los poderes del Estado a no utilizar discrecionalmente amnistías, indultos u otras gracias presidenciales, sino dentro del estricto marco establecido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La CVR ha sido y es contraria a todo tipo de perdón legal por medio del cual se subordine la búsqueda de la verdad y la satisfacción de la justicia a razones de Estado”.

Un gabinete sin brillo para un gobierno opaco

No hay un nuevo gabinete para el gobierno. Kuczynski y Mercedes Aráoz se aferran a mantener con vida un gobierno que está en cuidados intensivos y del que muy pocos quieren formar parte ahora. De la promesa de un gabinete de lujo no queda casi nada y el presidente ha tenido que apelar a amigos, incluido un ex militar cuestionado, reacomodos que no tienen sentido como la designación de Cayetana Aljovín, sin ninguna experiencia diplomática, en la cartera de Relaciones Exteriores, un parlamentario oficialista que no tiene experiencia en desarrollo social, un Ministro que fue ex presidente del Gobierno Regional de Amazonas con denuncias de corrupción y de participación en el asesinato de su propio Vicepresidente,  dos apristas expulsados que le han generado al gobierno una guerra declarada con el APRA anunciada por el propio Mauricio Mulder, y la permanencia de tecnócratas con menores carteles que sus antecesores.

En año y medio el gobierno ha tenido 19 ministros y en este remachado gabinete 8 ministros nuevos han jurado para ser parte del Gabinete Aráoz. La precariedad de este gobierno se evidencia en la precariedad del Gabinete que ha sufrido los embates del fujimorismo sin que el gobierno haya mostrado rebeldía frente al atropello “mototaxista”. El gobierno está lejos de reconciliar el país, incluso está lejos de reconciliarse él mismo con otras fuerzas políticas y mucho menos con el país. Los únicos que le han mostrado gratitud es el llamado “pueblo fujimorista” por la liberación del dictador; sin embargo, eso no significa que el ala dura del keikismo no seguirá torpedeando desde el parlamento al gobierno de PPK. Pese a ello no hay que olvidar que algo une al presidente con el keikismo y el aprismo alanista: la necesidad de bloquear al Ministerio Público en las investigaciones por el caso Odebrecht.

De Pedro Pablo Kuczynski y de su gabinete de la reconciliación uno podría decir lo que Mariátegui dijo una vez de Leguía y de su proyecto de la Patria Nueva: “Un personal senil y claudicante” aquella vez, el Amauta definía al gobierno de Leguía con estas palabras “No hay un solo hombre nuevo en el alto grupo del gobierno. No hay ni una inteligencia joven ni una arrogancia primaveral. Tampoco hay ímpetus de renovación” y esta no es otra cosa más que una repetición perversa en nuestra historia Republicana.

Lo que se viene y lo que nos falta

Frente a un gobierno cada vez más débil se abre un escenario de desconcierto. Ni el gobierno ni el parlamento puede tener respuestas contundentes a la crisis de fondo que ha tocado a nuestra República porque en ninguno de estos espacios de representación política se pondrá en cuestionamiento la permanencia de la República Empresarial que hemos heredado, ni podrían plantearse las políticas que enfrenten problemas como el agrario que ha llevado a miles de productores y productoras de papa a expresar su rechazo a la falta de atención que el Perú tiene históricamente con los campesinos.

Las movilizaciones que continuarán harán eco del descontento ciudadano por la inmoralidad de casi toda nuestra clase política. Pero eso no será suficiente. El Perú urge de inteligencias nuevas, de ímpetus renovados. El activismo de las calles es valioso y hasta conmovedor, es creativo y permite movilizar la memoria, devuelve a los jóvenes a la inquietud, pero no termina de ofrecer salidas a un país que irremediablemente va camino a un periodo de inmovilismo.


A nivel nacional se levantan las consignas de no reducir las movilizaciones a la exigencia de revertir el indulto infame. Se exige también cuestionar y cambiar la Constitución que ha mantenido vivo un sistema corrupto, neoliberal y de privilegios. Se exigen nuevas elecciones generales en un año que ya tenemos a la vista elecciones regionales y municipales. El futuro próximo del país se debatirá entre los reacomodos de las fuerzas políticas en el país en un período que irónicamente se ha llamado “Año del miedo a las declaraciones de Jorge Barata”, que buscará darle al país una salida sin mayores cambios en su estructura, con el peligro de un pacto de impunidad y riesgos de búsqueda de sometimiento del Ministerio Público y el Tribunal Constitucional, y que dependerá sobre todo de la actuación del fujimorismo en este escenario; y por otro lado el grado de incidencia que alcancen las movilizaciones a nivel nacional, es decir, si se desgastan con el paso de los días o si llegan a poner en jaque no solo al gobierno, sino también al parlamento.  

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