Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

lunes, 3 de febrero de 2014

¿De verdad ganamos en La Haya…? ¿…O ES LA HISTORIA DE SIEMPRE?

Por: Henry Córdova Bran 
Desde la lectura del fallo de la Haya el pasado 27 de enero han pasado ya algunas lunas y mucho se ha dicho de un lado y de otro. En el Perú la resolución dada por los Magistrados de la Haya ha sido catalogado como “triunfo histórico” y hasta se ha pedido dar vuelta a la página y pensar en un futuro común. ¿De verdad ganamos en La Haya, o es un capítulo más de nuestra historia en la que tenemos que corroborar nuestro débil peso como país en la escena internacional?

La casi totalidad de la clase política peruana ha calificado la sentencia dada por los magistrados de La Haya como un triunfo para el Perú al incrementar 50mil Km2 de espacio marítimo a nuestro mar. Y esta ha sido la conclusión asumida en el país. Si es así, ¿estamos realmente frente a un triunfo como para celebrar?

Vayamos por partes. Los titulares del día martes 28 hicieron eco del triunfalismo peruano en su interpretación del fallo de La Haya y en su mayoría repitieron el argumento de que el Perú había ganado, tras el fallo judicial internacional, 50mil Km2 de espacio marítimo que antes estaban bajo dominio chileno. Bajo esta interpretación es imposible no sentirse ganador. Haciendo un acercamiento a los titulares de los principales diarios resulta interesante detenerse en el del diario La República que no utilizó la palabra “ganamos” sino que más bien utilizó el término “recuperamos”, es así que el titular decía “Recuperamos 50 mil Km2 del mar de Grau”. Es importante hacer notar esta salvedad porque de eso se trataba la demanda interpuesta por el Perú a Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, de recuperar espacio marítimo que, bajo la tesis peruana, era ocupada por el país sureño y que afectaba lo que por derecho le correspondía al Perú.

Y no se puede hablar de un derecho a medias o un derecho recortado. El presidente Humala ha dicho que el fallo ha reconocido la demanda peruana en un 70%, lo que se traduce en otras palabras es que lo que se obtuvo en La Haya es un derecho recortado. Y para nuestro país, como casi siempre nos ha ocurrido en nuestra mutilada historia republicana, el derecho se ha recortado por el lado más sensible. Como bien lo ha resumido el periodista Raúl Wiener en su columna del martes 28 “el derecho, una vez más, ha evidenciado que no es equivalente a la justicia” en la medida que el fallo no reconoció toda la demanda peruana para recuperar espacio marítimo que por derecho le pertenecía.

Errores Históricos

Para entender porqué el fallo de La Haya no reconoció el conjunto de la tesis peruana para fijar la delimitación marítima, es necesario remontarse a la historia, esa historia que en el Perú estamos tan acostumbrados a encerrar en enormes anaqueles de oscuros sótanos, para no verla, para no recordarla, para no vernos reflejados en ella. La historia de nuestra clase política dirigente, esa que González Prada atacó enérgicamente, está llena de una actitud entreguista y dócil. Es necesario recordar, tal como se narra en el libro Historia de la Corrupción en el Perú, que incluso en 1881 cuando el presidente provisional del Perú bajo la ocupación chilena, Francisco García Calderón, pugnaba por defender con dignidad e inteligencia los intereses peruanos al “usar su precaria posición para desarrollar una estrategia inteligente de rechazo  a las concesiones territoriales a Chile, unir a los jefes políticos peruanos y ganar el respaldo diplomático de los Estados Unidos” éste esfuerzo no prosperó. Lo que sí ocurrió fue la firma del Tratado de Paz de Ancón de 1883, durante el gobierno del general Miguel Iglesias, impuesto por el propio Chile para salvaguarda de sus intereses. El mismo libro citado afirma que “El Tratado de Ancón habría significado el suicidio político de cualquier líder que hubiese aceptado firmarlo. El movimiento de Iglesias, asistido por los seguidores de Piérola, fue un chivo expiatorio conveniente que rubricó la pérdida de las provincias de Iquique y Tarapacá, así como el cautiverio temporal de Tacna y Arica”.   

Ya en el siglo XX la sorprendente docilidad de la clase política peruana para afrontar los temas limítrofes –y no sólo con el vecino del sur- continuaron reflejándose. La debilidad para implementar el tratado de 1929, que ahora la defensa peruana usaba para sustentar su tesis, y la posterior y continua permisividad de los gobernantes peruanos hacia Chile para que ejerza una soberanía práctica sobre el territorio marítimo que luego se puso en disputa en La Haya, dieron argumentos a Chile para reclamar como realmente suyo el mar que paulatinamente fueron ocupando a lo largo de casi 50 años. Pese a que esta era una zona sin delimitar, según la tesis peruana, también es cierto que el Perú no hizo mucho a lo largo de estas décadas para evitar que Chile se sienta dueño de este espacio marítimo.

Así la firmeza con que el equipo peruano planteó los argumentos de su tesis se veía contrastada con su propia historia de debilidad y permisividad. Para decirlo en un lenguaje futbolístico que tan bien entendemos, nos habíamos hecho algunos autogoles antes de iniciar el partido.

Vasos Medios Llenos y Medios Vacíos

La lectura del fallo de La Haya dejó en claro, contrariamente a lo que se pensaba en los días previos, que la sentencia no fue un “todo y nada” no hubo un ganador absoluto ni un perdedor absoluto. Las reacciones posteriores en ambos países han procurado hacer notar a sus respectivos pueblos que la sentencia les ha sido favorable.  En el Perú el presidente Humala afirmó que la sentencia de la Haya ha reconocido el 70% de la demanda peruana y que se ha anexado 50mil Km2 de mar a nuestra soberanía. Esta lectura de la sentencia ha sido respaldada y difundida.

Por el lado chileno, pese a que el presidente Sebastián Piñera consideró como “una lamentable pérdida para Chile” que la sentencia establezca a favor de Perú una cesión de la zona económica exclusiva comprendida entre las 80 y las 200 millas, también se ha afirmado que el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya “ha confirmado en lo sustancial los argumentos de la posición chilena”. Piñera afirmó que “el fallo confirma que Chile mantiene la casi totalidad de sus derechos de pesca y totalmente los de nuestros pescadores artesanales. Esto sin duda nos alegra”.  El agente chileno ante La Haya, Van Claveren, afirmó que “nuestro mar, el mar territorial de Arica quedó plenamente resguardado, toda el área pesquera, el área donde Chile tiene historia pesquera, pescadores artesanales, pescadores industriales, ha quedado también resguardado el frente marítimo de Arica e Iquique”. Asimismo, algunos de los principales medios de comunicación chilenos titularon en sus respectivas ediciones frases como: “Corte ratifica límites de Chile pero reduce su zona económica exclusiva”. Para Chile es un triunfo que el fallo de la Corte haya definido como punto de inicio para la frontera marítima el paralelo que cruza el Hito N° 1 y no el Punto de la Concordia como había demandado el Perú. Este es uno de los aspectos más importantes para Chile al punto que llegaron a afirmar que esta manera de interpretar el fallo extiende su dominio en el triángulo terrestre. Ésta es su manera de ver el vaso medio lleno. Para el Perú en cambio esta es la otra cara de la moneda. Es el vaso medio vacío, porque al fallar así la Corte ha significado para el Perú la imposibilidad de recuperar una parte del mar importantísima por su inmensa riqueza ictiológica y lo que es más lamentable, deja a los pescadores de Tacna sin su derecho a contar con el mar que les tendría que pertenecer por derecho y por justicia. Por este hecho, los pescadores en Tacna han afirmado que “en verdad hemos perdido y por goleada”.


Lo cierto es que la sentencia ha sido definitiva y ambas partes tendrán que acatarla, guste del todo o no. Ya no vale llorar sobre la leche derramada de lo que pudo recuperarse y no se logró. Pero también es cierto que como hecho histórico el Perú ha recuperado por la vía del Derecho Internacional parte de lo que nos quitado por la vía de la fuerza y que más allá de las rimbombantes celebraciones, debe servirnos para no olvidar lo que es nuestra historia en su conjunto para no repetir viejos errores que de cara al Bicentenario siguen pesando en nuestra conciencia nacional.

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