Este blog es un esfuerzo por contribuir en la difusión de información, artículos de opinión y demás géneros periodísticos que muchas veces no se muestran en los medios de comunicación oficiales. El nombre La Acción Escrita es tomado de un libro de Genaro Carnero checa acerca del periodsimo de José Carlos Mariátegui.

viernes, 28 de febrero de 2014

Miguel Castilla: EL PODER DELANTE DE LA SOMBRA

Por: Henry Córdova Bran 

Tras la renuncia de César Villanueva a su cargo de Primer Ministro de Estado, queda claro que el Ministro de Economía, Miguel Castilla, sabía lo que hacía cuando salió a declarar públicamente que un aumento del salario mínimo no era parte de la agenda gubernamental, dejando sin piso a Villanueva. No era, pues, una simple declaración. Era una demostración pública de su poder.

En un artículo que escribí con ocasión del primer año del actual gobierno, afirmaba que el primer error del presidente Humala había sido el nombramiento de Miguel Castilla al frente del MEF. Castilla, que es un economista convencido del neoliberalismo más duro, contrasta con el proyecto político que llevó a Humala a ganar las elecciones del 2011. De tal manera que era previsible que cualquier intento de acción, política pública o reforma que se intentara realizar en la línea de la Gran Transformación sería resistida por el titular del MEF.

En efecto, a lo largo de los casi tres años de gobierno iniciativas planteadas por Humala como la compra de REPSOL, la modernización de la Refinería de Talara, el proyecto del polo petroquímico del sur, entre otros, han sido bloqueados o retrasados por el MEF. Si hacemos ejercicio de memoria, en cada una de estas acciones propuestas por Humala, Castilla encendió las alarmas y de inmediato se activaron los operadores de la CONFIEP, la Sociedad Nacional de Industrias y de los grandes medios de comunicación. Todos ellos, se sabe, hablan el mismo idioma y han conseguido, además, que la primera dama se sume a su coro colectivo. Si Castilla se siente tan poderoso es porque sabe que cuenta con el respaldo del poder económico, de los grandes medios y de la esposa misma del presidente. Humala nunca tuvo la fuerza personal ni política para sobreponerse a su empoderado Ministro de Economía.

La crisis del gabinete Villanueva

César Villanueva fue el cuarto Premier del gobierno de Humala. De él se podría decir que se fue sin haber llegado nunca. Hay quienes dicen que su renuncia fue un acto de dignidad frente al atropello y maltrato público que le hicieron sentir la primera dama y el titular del MEF. Pero su renuncia era en realidad el único camino posible a seguir. La dignidad como Premier y sobre todo el respeto al interior del gabinete ya los había perdido, si es que los tuvo alguna vez. Y es que nunca pudo poner en práctica una agenda propia y nunca contó con un equipo de Ministros que lo acompañen en esa agenda. Villanueva vino precedido de su éxito al frente del Gobierno Regional de San Martín. Una de sus banderas era reimpulsar la descentralización; sin embargo, se chocó con la misma pared con la que Humala ya se había chocado antes. A Castilla le interesa la descentralización tanto como pueda interesarle la condición salarial de la clase trabajadora, es decir poco o nada.

Precisamente el tema salarial fue lo que precipitó la salida de Villanueva. En primer lugar, como ha referido el periodista Ricardo Uceda en un informe sobre “los últimos días de Villanueva” al parecer el Premier fue sorprendido con el tema del aumento de sueldos para los Ministros de Estado, ya que su posición era que el aumento debería darse sólo si se compensaba también a otros sectores de la sociedad como policías, médicos y maestros. Como sabemos, la propuesta que primó fue la del aumento para los altos funcionarios, que era la propuesta de Castilla. En ese entonces Villanueva ya manejaba su renuncia consciente de su escaso poder en el gabinete en relación con el poder que ostenta Castilla.

La gota que derramó el vaso fue el tema del aumento del salario mínimo. Villanueva, que había afirmado que este aumento se estaba discutiendo en el ejecutivo y con el Ministro de Economía, fue desmentido públicamente por la primera dama, Nadine Heredia, primero y por el titular del MEF el domingo último. Lo mejor de la gestión de Villanueva vino al final al no doblegarse ante Castilla y defender la necesidad de discutir el aumento del salario mínimo, que es, por lo demás, un compromiso asumido por el gobierno y que según economistas ajenos a la influencia de Castilla y de la CONFIEP, es perfectamente viable. Es recomendable, por ejemplo, el artículo que Humberto Campodónico publicó al respecto. 

En el medio de esta crisis resalta que no hayamos mencionado lo que el presidente Humala dijo al respecto. Y es que sencillamente dijo poco o nada y más bien puso distancia –estaba de gira en el oriente próximo- y guardó silencio después. No defendió a su Primer Ministro ni desautorizó a la primera dama –por seguir opinando sobre asuntos gubernamentales- ni mucho menos desautorizó al Ministro Castilla por su actitud bastante insolente de exponer públicamente la autoridad del Primer Ministro. Humala sencillamente guardó silencio, aceptó la renuncia de Villanueva, juramentó a su quinto gabinete –con Castilla ratificado y más empoderado que nunca- y sonrió para la foto.

Institucionalidad quebrada

En este Perú, donde a nuestra clase política, los grandes medios de comunicación, la CONFIEP y compañía les encantan dar lecciones de democracia y de respeto a las instituciones, se ha quebrado la institucionalidad del gabinete ministerial. Ante la renuncia de Villanueva después de tamaño maltrato recibido la pregunta era ¿Quién va a ser lo suficientemente valiente o ingenuo para aceptar el cargo de Primer Ministro? La única posibilidad era que sea alguien de la casa. Tras barajarse el nombre del ex presidente del Congreso, Víctor Isla, finalmente se decidió por el hasta entonces Ministro de Vivienda René Cornejo.


René Cornejo estuvo a cargo del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento desde el primer día del gobierno de Ollanta Humala, al igual que Castilla a cargo del MEF. El hecho de haberse mantenido durante todo este tiempo responde a su cercana amistad con la pareja presidencial y a que no difiere en lo fundamental con el pensamiento de Castilla. El poder de Castilla ya no sólo alcanza a los Ministros que le son cercanos, ahora alcanza también al mismísimo Primer Ministro. Humala ha perdido –si es que aún pensaba en tenerla- toda posibilidad de maniobra política que contrapese el poder de Castilla. El hombre fuerte del MEF, qué duda cabe, se ha erigido ahora públicamente como el poder delante de la sombra. De esa sombra que alguna vez fue Ollanta Humala y su proyecto (promesa) de la Gran Transformación. 

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